LIBRO 3- SIEMPRE FUISTE MÍA.
Hilo Rojo.
(((CORRIGIENDO Y EN PROCESO)))
Él tiene hielo en su mirada y ella miel en la suya, él es fuego y ella agua... Ella cielo, él infierno... Dos seres totalmente opuestos, pero a la vez tan complementarios, porque...
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Demian.
Mi mirada está fija en el techo cuando la alarma de mi móvil suena anunciando que ya es hora de la toma de la pastilla de Aleska.
Joder, «Froto mi cara frustrado»
Me siento cansado no he dormido ni una mierda, las noches se me hacen eternas y por más vueltas que doy en la cama no logro conciliar el sueño, ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que dormí cómo se debía, ya, me acordé, la última vez que dormí bien fue un día antes de que todo se fuera a la mismísima mierda.
Me levanto yéndome a la cocina tomo dos pastillas del frasco y después me voy por un vaso de agua.
Son las 3 de la madrugada y todo está en penumbras.
Abro la puerta de la habitación de Aleska sin tocar adentrándome y ella no está en su cama, miro hacia el balcón y las puertas corredizas están abiertas y el viento que entra levanta las cortinas.
Me voy sigilosamente y la veo desde mi posición envuelta en una sábana sentada en una silla mirando las estrellas.
No ha dormido nada y no me gusta que se desvele.
-Te toca las pastillas-Le aviso haciendo que gire su cabeza hacia mí.
Me acerco a ella y le tiendo lo que le traje, se lo toma y deja el vaso vacío sobre la mesa.
-Gracias.
-Anda a dormir-Pido a su lado fijando mi atención en ella.
-No tengo sueño-Se acomoda la cobija alrededor de su cuerpo.
Ella necesita dormir para que su cerebro descanse y así se le baje más rápido la inflamación.
Le tiendo mi mano y ella la mira más no la toma.
-Hagamos una tregua y déjame ayudarte a que duermas un poco. Sabes que necesitas hacerlo.
Calla cuando toma mi mano y me voy con ella hacia la tumbona, me acuesto atrayéndola hacia mis piernas y ella se vuelve un ovillo encima de mi cuerpo.
Mis brazos se van alrededor de su torso y su cabeza se esconde en mi cuello. Llevo la manta hasta su cuello arropandola bien porque está haciendo frío.
-¿No puedes dormir?. Mmm-Dejo un beso en su cabeza.
-No
La meso de un lado a otro.
-Ya verás que ahorita te duermes rápido.
Roza su nariz en el hueco de mi cuello y yo fijo mi atención al cielo.
