LIBRO 3- SIEMPRE FUISTE MÍA.
Hilo Rojo.
(((CORRIGIENDO Y EN PROCESO)))
Él tiene hielo en su mirada y ella miel en la suya, él es fuego y ella agua... Ella cielo, él infierno... Dos seres totalmente opuestos, pero a la vez tan complementarios, porque...
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Demian.
Debo de admitir que su distanciamiento me puso peor, me jodió ver qué mientras yo me ahogaba en el alcohol y estaba al borde de la locura ella pasaba de mí como si nada, ¿Por venganza?, quién sabe, lo más seguro, pero lo reconozco en voz baja y entre mis pensamientos, la peor forma que tiene de joderme es queriendo alejarse.
A lo largo de mi vida muchos culos llamaron mi atención, cuerpos esbeltos me embelesaron, pero a ninguno le fui fiel y por ninguno hice el amago de cambiar. Pero entonces llegó Aleska, tan ocurrente, con esa alma tan colorida que fue irradiando la mía de a poco y sin quererlo. No fue el sexo lo que me enamoró, fue ella, es aquí cuando afirmo con total convicción que el amor es más de conexión, que el mismo sexo.
Tres semanas sin tener sexo y lo confieso, no me afectó en lo más mínimo, porque solo la quería a ella a mi lado, su esencia, su presencia.
Pero ya que volvió a dónde debe de estar, la disfruto a plenitud, porque no hay mejor manera de despertar que esta, en mi departamento, en mi cama, en nuestra cama, con la espalda de Aleska pegada a mi pecho mientras la embisto desde atrás. Me encanta, me fascina esta posición.
Su cabeza reposa en mi hombro mientras le lameteo el cuello. Profundo y entero me entierro en ella, rápido y seguido, con fuerza.
La estancia está iluminada por la luz mañanera que se cuela por las puertas corredizas del balcón, sus gemidos retumban en la habitación. Monto su pierna sobre las mía y deslizo mi mano a su entrepierna, froto entre sus labios la perla que la hace estremecerse y solo miro cuando su chorro sale mojando mi mano, humedeciendo las sábanas.
-Mmm. Que rico cuando te corres así-Susurro en su oído.
Su carne palpita, caliente, succionandome el falo incitandome a gritos que me vacíe en su cuerpo, cosa que hago. Mi derrame llega aferrando mis dientes a su cuello.
Me tumbo hacia atrás, sudado y jadeante con el corazón galopante.
Aleska se viene hacia mí montando su cuerpo sobre el mío, deja besos fugaces en mis pectorales.
-¿Cuando mierda pasarás mi ropa para acá?-Llevo mis brazos bajo mi cabeza.
Levanta su cabeza para mirarme y yo bajo la mía para mirarla.
-Yo no voy a pasar nada para acá.
-Yo tampoco lo haré. Tú la sacaste, tu la vuelves a traer.
-Entonces te tocará cambiarte en tu habitación, porque no traeré nada aquí.
Llamaré a la señora del servicio para que venga a hacer esa mierda, llevamos una semana que volvimos y está en su modo orgullosa y yo no me quedo atrás, estamos rompiendo unas de nuestras reglas.
-Como quieras-Cierro mis ojos satisfecho por lo que pasó hace poco-Le diré a la señora de servicio que lo haga.
Su cuerpo se retira del mío y la escucho quejarse haciéndome abrir los ojos. Está sentada en la cama.
