23-Duele.

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Pamela.

Estoy con mis brazos cruzados mirando a través de las ventanas el bello jardín que está afuera de la casa de reposo, las personas en batas blancas deambulan de aquí para allá sin ninguna razón aparente, algunas hablan solas, otras simplemente están sentados en los bancos del jardín con su mirada fija a la nada.

Mis papás decidieron internarme aquí, pues fue una de las condiciones que le impuso el señor Anderson para poder abogar por mí y que Demian me dejara salir de donde me tenía encerrada, y también que mis papás dicen que debo estar totalmente loca por haber hecho públicas las fotos que hice, dicen que puse el apellido de la familia en ridículo y que cómo unos años atrás los volví a poner en vergüenza.

No quiero hablar porque no estoy loca y no sé qué hago aquí, el maldito de Demian mandó a quitar mi licencia como abogada impidiéndome así defenderme por mi propia cuenta.

No miento al decir que lo amo, creo que ese fue mi error, amarlo como lo hice y lo hago, me entregué a él por completo, pero nadie entiende el dolor de aquellos que sufren por un amor no recíproco, unos vienen encontrándose con su alma gemela, en cambios otros sufren en vida por amar en soledad a un amor no correspondido.

-Señorita Smith estoy aquí para escucharla-Dice el psiquiatra que está sentado a mis espaldas.

Estoy parada frente a la ventana ignorándolo por completo.

-No quiero que me escuche-Contesto sin mirarlo con sequedad-No debería estar aquí.

-Es mejor estar aquí que en una cárcel, ¿No cree usted?

-No hice nada-Fijo mi atención molesta hacia el señor con gafas-No tengo que estar aquí, ni en la cárcel.

-Drogar a alguien contra su voluntad es delito y como abogada debe saberlo.

Maldito, pensé que al ser lo que hice iba a destruir la relación de ese gilipollas de mierda, pero no, nada sirvió.

Y aquí estoy lidiando con las consecuencias de mis actos de brazos cruzados y con todos en contra de mí, sola, solo mi soledad es mi compañera.

El doctor respira hondo dejando la carpeta que lleva en sus manos sobre la mesa y se quita los lentes, ya tenemos horas aquí y no hemos avanzado en nada, desde que llegué aquí es lo mismo cada día.

-Señorita Smith, ya llevamos tiempo en esto y usted se niega a colaborar-Me dice en tono frustrado-Si no habla y no saca lo que lleva dentro y no acepta su situación no va a superar ese trauma que no la deja avanzar.

Desvío mi mirada del hombre hacia la ventana nuevamente limpiando las lágrimas que ruedan por mis mejillas.

-Yo lo amo, lo juro.

-No lo hace señorita, lo que usted llama amor es solo apego... lo ve como el vínculo que lo une a su hijo.

Lloro mirando hacia la ventana.

-Usted no sabe lo que dice.

Se aclara la garganta a mis espaldas.

-Si lo sé, su mamá me dio una breve historia de lo que vivió en su adolescencia y...

-¡Cállese!-Me voy hacia él y tiro todo lo que está en su escritorio, fijo mi atención en el hombre que sigue en su silla mirándome con calma-No sabe nada, mi mamá no sabe nada, nadie sabe nada-Limpio mis lágrimas con rabia-Solo quiero que Demian vuelva conmigo, nada más lo quiero a él-Me siento en una silla colocándome en posición fetal escondiendo mi cara entre mis piernas-Lo necesito para poder vivir.

Escucho al doctor respirar hondo y después habla.

-¿Por qué piensa que sin él morirá, señorita Smith?

3-SIEMPRE FUISTE MÍA (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora