El Chantaje

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Pov Daniela

Hace 4 años

Opté por ir a la cita en una de las camionetas de papá ya que era un terreno rústico donde se encontraba el lugar que acordó el papá de Santiago que sería nuestro encuentro. Durante todo el camino iba pensativa, me intrigaba mucho lo misterioso de esta cita, Leopoldo Achaga es un hombre imponente, con mucho poder, un empresario implacable cuando se trata de ganarle a la competencia, por algo era un magnate de los negocios, posicionando a su consorcio como uno de los mejores, sino el mejor en el rubro hotelero. Pero a puertas cerradas, en la intimidad de su hogar, era un hombre cariñoso, entregado a su familia, dispuesto a dar su vida de ser necesario por su esposa y sus hijos, en el tiempo que fui novia de Santiago, él siempre me trató como una hija más, por eso a pesar de su extraña petición accedí a reunirme con él bajo sus condiciones.

Luego de cuarenta minutos de camino llegué a mi destino, pude visualizar al papá de Santiago con su cuerpo apoyado en un auto al lado de una persona que parecía ser su escolta, detrás de ellos se distinguía una cabaña. Estacioné mi vehículo y descendí de él, no sin antes enviarles a las chicas un mensaje compartiéndoles mi ubicación y con quien me encontraba, como dicen por ahí "caras vemos, corazones no sabemos" Así que era mejor prevenir que lamentar.

-Daniela tan hermosa como siempre. Que gusto volver a verte- se aproximó a mí dándome un corto abrazo y un beso en la mejilla -¿Cómo estás?-.

-Sorprendida, intrigada, preocupada- fue algunos de los adjetivos que le expresé.

Él soltó una carcajada -Tranquila querida, no hay nada de que preocuparse. Afortunadamente tu papá está bien y estoy más que seguro de que tú te encargarás de que él siga estándolo- dijo con un tono sombrío -Pero ven, vamos adentro y así podré aclarar todas las inquietudes que están rondando tu cabeza- hizo un gesto con sus manos para que entráramos a la cabaña.

Entramos a la vivienda y pasamos directamente a una habitación que fungía como despacho, Leopoldo se sentó en la silla ubicada detrás del escritorio mientras yo lo hacía en la silla frente a él.

-¿Quieres un whisky?- preguntó con una sonrisa amable.

-No gracias, debo conducir- respondí algo seca, ya me estaba comenzando a impacientar.

-Me gusta, una chica responsable, muy bien Daniela. Eso me hace creer que esta conversación va a ir muy bien- le hizo señas a su escolta para que le sirviera un trago, este se lo dejó sobre el escritorio -Espérame afuera Enzo- el hombre asintió y salió dejándonos a solas.

-¿Ahora sí me vas a explicar el por qué de esta reunión bajo esas extrañas condiciones?- pregunté ansiosa.

-¿Sabes algo Daniela? Siempre me pareciste la chica ideal para mi hijo. Eres hermosa, educada, con carácter, de muy buena familia y lo más importante, desde el momento que entraste en la vida de Santiago lo hiciste muy feliz. Pero de pronto esa felicidad empezó a verse sustituida por una tristeza que, aunque él trataba de ocultarla, era evidente. Mi hijo comenzó a notarse distraído en un principio, luego pasó a estar apagado, deprimido, ya no proyectaba esa seguridad y sonrisa que siempre lo han caracterizado. Comencé a ver similitud entre su estado de ánimo cuando terminó con su novia anterior y caí en cuenta de que...- tomó un trago de su vaso -El motivo de la tristeza de mi hijo eras tú- dijo colocando nuevamente el vaso sobre el escritorio y señalándome.

-Leopoldo a estas alturas estoy más que segura de que tú sabes que mi relación con Santiago terminó hace ya un buen rato. Es normal que cuando una relación termina haya sentimientos de tristeza y tomé algo de tiempo superar la ruptura- hice una pausa para calmar el enojo que se estaba comenzando a generar en mí, era absurdo que me haya citado para hablar de esto -Lamentablemente nuestro noviazgo no daba para más, sé que lo lastimé al terminar lo nuestro, a Santiago le tengo un profundo cariño al igual que guardo un gran aprecio por ustedes, su familia, pero si me citaste aquí para hablar sobre algo que solo nos atañe a Santiago y a mí, entonces creo que nos reunimos por las razones equivocadas, porque si accedí a reunirme contigo con tanto misterio es porque pensé que íbamos a hablar sobre la investigación que pesa sobre mi papá por corrupción en la licitación de la cual tú eras el responsable- dije tajante, ya era el momento de que él comenzara a dar explicaciones al respecto.

Te Juro Que Te Sigo AmandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora