Epílogo III

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Pov Narrador

6 años después

Calle abrió la puerta de su casa, esperando encontrar a sus hijos corriendo hacia ella, como lo hacían cada día que regresaba del estudio, frunció el ceño al ser recibida por solamente por su fiel amigo canino Ramón, el pug que adoptaron cuando sus gemelos tenían 6 meses de vida, se suponía que era la mascota de los niños, pero al ser apenas unos bebés cuando Ramón llegó a la casa, Calle cuidaba de él y así crearon un fuerte vínculo.

-Tú si estás feliz de verme ¿Cierto gordo?- se agachó para hacerle mimos al pug quien los recibió gustosamente.

Dejó sus cosas sobre el mueble y fue en busca de su familia, con Ramón siguiéndole de cerca los pasos. Al entrar a la cocina se encontró con una escena completamente divertida. Mateo y Alexandra, sus gemelos de 5 años, estaban sentados en el suelo, rodeados de bolsas de harina e ingredientes para pizza esparcidos por todas partes. Poché estaba de pie junto a ellos, también cubierta de harina. Calle se detuvo en seco, observando la escena del crimen frente a ella. No pudo evitar reírse al ver la situación y preguntar -¿Qué están haciendo aquí, hijos míos?-.

-Mami, mami, mira lo que hicimos- exclamó Mateo, corriendo hacia ella con los brazos extendidos. A Calle no le importó que su príncipe estuviera llenó de harina y lo alzó en sus brazos besando su mejilla.

-Estamos haciendo pizza con mamá- dijo Alexandra con una sonrisa radiante en su rostro, mostrándole la masa de pizza pegajosa en sus manos.

-Pero parece que más harina terminó en ustedes que en la masa- dijo riendo mientras se acercaba para examinar más de cerca la escena del crimen.

-No Ramón- gritó Poché al ver que iba a comer de los ingredientes esparcidos en el suelo y lo tomó en brazos.

Calle bajó a Mateo de sus brazos y se acercó a su princesa Alexandra para dejar un beso en su cabecita.

-Hola cosita. Regresé temprano de la galería, así que le dije a Sara que podía irse y los niños querían hacer pizza juntos esta noche y como era de esperar, las cosas se salieron un poco de control. Pero en lugar de frustrarnos, optamos por disfrutar del momento- explicó Poché a su esposa.

-Es bueno ver que están disfrutando juntos- dijo Calle, riendo -Hola bebé- saludó a su esposa con un beso en los labios -Pero no olviden que todavía tenemos que cenar ¿Qué les parece si pedimos una pizza y ordenamos la cocina mientras llega?-.

-Sí, mami- gritaron Mateo y Alexandra, saltando de alegría y corriendo hacia la mesa para ayudar a organizar todo.

Calle se quedó mirando la escena, sintiendo una profunda sensación de felicidad al ver a su familia trabajando y riendo juntos.

Después de la cena, Poché se ofreció a recoger lo de la cena mientras Calle se encargaba de los niños para que pudieran ir a dormir a tiempo. Mientras frotaba un plato, recordó la escena de la cocina y no pudo evitar sonreír. De repente, escuchó risas provenientes de la habitación de los niños. Se secó las manos y se acercó para ver qué estaba pasando. Al abrir la puerta, se encontró con Mateo y Alexandra junto a Calle saltando en la cama, lanzándose almohadas y riendo a carcajadas.

-¿Qué está pasando aquí Calle? Chicos, ya es hora de dormir- expresó Poché, tratando de sonar firme pero no pudo contener la risa al ver la cara de susto de los tres.

-Mamá ¿puedes jugar con nosotros un poco más?- pidió Alexandra con sus ojos brillantes.

-Sí por favor- Mateo y Calle dijeron al tiempo, uniendo sus manos y mirándola con la misma expresión de Alexandra.

Te Juro Que Te Sigo AmandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora