Te Juro Que Te Sigo Amando

¿Vas A Ser Fuerte Por Mí?

Pov Daniela

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-¿Aló?-.

Respondí con algo de temor en mi voz.

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-Mi amor...t-te necesito-.

Me levanté como un resorte del sofá y mi corazón comenzó a latir desesperado cuando escuché la voz entrecortada de Poché que denotaba que estaba llorando.

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-Poché ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?-.

Pregunté alarmada.

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-Calle, he...he
atropellado a Angie-.

Dijo con dificultad y el escalofrío en mi cuerpo se agudizó. Apreté el celular con fuerza.

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-Tú...tú ¿Estás herida?-.

Indagué con temor.

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-No, pero estoy detenida, tengo mucho miedo y no sé qué hacer. Nece-necesito que me ayudes. Por favor, ven pronto te necesito-.

Su voz salió en un tono de súplica que desgarró mi corazón.

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-Tranquila bebé estoy saliendo ahora mismo. No te preocupes, todo va a estar bien-.

Hice mi mayor esfuerzo para hablar con voz tranquila y transmitirle seguridad. Tomé rápidamente las llaves de mi carro, mi cartera y entré al ascensor.

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-Calle...Angie...no, no sé si ella está...está... Fu-fue un accidente ¿Me crees?

No pudo seguir hablando y rompió en llanto.

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-Por supuesto que te creo bebé. Ella va a estar bien amor, ya verás que va a ser así. Ahora necesito que te calmes ¿Puedes hacerlo por mí?-.

Le pedí con voz dulce.

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-Mjum-.

Fue lo único que respondió.

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-Bien bebé ¿En qué comisaría te tienen?- Poché me dio la dirección del lugar donde la tenían retenida -No te preocupes, voy a estar allí lo antes posible. Te amo-.

Colgué sin esperar una respuesta de su parte. Apenas llegué al estacionamiento salí corriendo hacia mi coche. Activé el mano libre y llamé a Juan Carlos, le conté la situación de su hija y quedamos en vernos en la comisaría. Durante el camino, no podía dejar de pensar en Poché, rogaba porque Angie estuviera bien, no solo por ella —una cosa era odiarla por las cosas que hizo y otra diferente era desearla que le pasara algo malo— sino por Poché, si a Angie le ocurría algo grave Poché nunca se lo perdonaría y si ella moría ¡Dios! Si eso pasaba... sacudí mi cabeza eliminando ese pensamiento de mi cabeza. Eso no podía pasar, no podía. Aumenté la velocidad del auto, necesitaba llegar rápido, quería estar al lado de mi novia para ayudarla y calmarla.

Llegué a la estación policial y cuando entré ya Juan Carlos se encontraba en el lugar junto a otro señor, revisando unos papeles. Me acerqué para hacerle notar mi presencia.

-Juan Carlos- dije al llegar a donde él se encontraba.

-Daniela, hija- me dio un abrazo tan cálido que sentí que me transmitió calma y seguridad.

-¿Cómo está Poché?- fue lo primero que pregunté.

-Aún no la he visto. Ven te presento al abogado de la empresa- dijo haciéndole una seña al señor que lo acompañaba -Ella es la novia de mi hija- no pude evitar sentir un calorcito en mi pecho al escuchar como me presentó Juan Carlos.