Beso En Las Alturas

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Pov Poché

Cuando el recorrido inició solo me concentré en fijar mi mirada en el paisaje en absoluto silencio, cosa que también hizo ella. Cuando llegamos a lo más alto y la noria hizo su respectiva parada Calle rompió el silencio.

-Desde que se te escapó el comentario de que estabas pendiente de detallarme has estado evitándome incluso has rehuido mi mirada ¿Por qué?- preguntó algo dolida.

-Ideas tuya- la miré rápidamente y regresé mi mirada al horizonte.

La escuché soltar un suspiro que parecía de frustración -Parece que vas estallar de lo tensa que estás. Voy a cerrar mis ojos, así puedes relajarte un poco sin correr el peligro de cruzarte con mi mirada- soltó con enojo.

El tono de su voz más sus palabras hicieron que volteara a verla y quede impactada por lo hermosa que se veía bajo el reflejo de la luz de la luna y de las luces de la atracción mecánica que destellaban en el contorno de su rostro, hasta el jodido miquito en sus manos se le veía hermoso. Me quedé pasmada observándola, estaba memorizando cada centímetro de su cara, sus gestos y su sonrisa al sentir una ráfaga casi fugaz de brisa que alborotó su cabello que resplandecía ante mis ojos, me quedé memorizando cualquier efecto que se distinguiera en ella, que destacara en ella. Guardando cada mínimo detalle de ella en mi memoria o mejor dicho reafirmando cada detalle porque hasta el fragmento más pequeño, la particularidad más diminuta de ella había permanecido siempre grabada en mi memoria a fuego vivo.

Hipnotizada ante su belleza y por lo que causaba en mí, me levante de mi asiento y me acerqué a ella.

-Mírame Calle- pedí con voz suave. Ella abrió los ojos ante mi petición y se sorprendió al verme tan cerca -Tienes razón, corro peligro si mis ojos se cruzan con la profundidad y hermosura de los tuyos, pero es un peligro que estaría dispuesta a correr una y mil veces por el resto de mi vida- reconocí en un suave susurró.

De pronto sentí unas ganas incontrolables de besarla, de sentir sus labios danzando con los míos ‹‹Jodida atracción mecánica del demonio›› Sabía que no era mucho el tiempo que permaneceríamos aquí arriba sin movernos, así que tenía que hacer mi movimiento de una vez si quería besarla, tomé a miquito de sus manos y lo puse sobre el asiento, mis ojos vagaron por su rostro hasta detenerse en su boca, por inercia humedecí mis labios, ante esta acción ella clavó su mirada en mi boca, sin perder más tiempo acuné su rostro con mis manos, acerqué nuestras bocas y la besé, nuestros labios se sentían fríos por la baja temperatura de la noche, pero fue cuestión de segundos para sentir lo cálidos que se volvieron al contacto entre ellos, abrí un poco mis labios para besar suavemente su labio inferior, la besaba de una forma tierna, delicada. Calle con una de sus manos tomó mi nuca para acercarme más a ella y con la otra acariciaba mi cabello con delicadeza, haciendo el momento más placentero. Jugábamos con nuestros labios con calma, con sutileza, era un beso lleno de dulzura, de sentimientos. Este beso me robaba el aliento, me hacía sentir en las nubes, el lugar, la luna, su perfume invadiendo mi sistema...Ella, todo junto hacía que el beso fuera mágico...Era simplemente un beso perfecto.

La cabina comenzó a moverse, así que me fui separando de ese beso con pequeños picos, me solté de Calle lentamente uniendo mi frente con la suya, abrí mis ojos luego de unos pocos segundos y me encontré con sus hermosos ojos avellana que me veían con dulzura y con un brillo especial en ellos. Su respiración estaba algo agitada al igual que la mía, nos quedamos extraviadas en la mirada de la otra, en silencio, sin decirnos nada con nuestras bocas, pero diciéndonoslo todo con nuestras miradas.

-Estás sonrojada- susurré rompiendo el silencio. Calle era una chica tan coqueta, tan segura de ella misma, a la que le gusta llevar el control de la situación, siempre consciente del sexapil que emana, de lo que produce en las personas con su belleza, que es muy difícil verla de esta manera y me alegraba ser yo la que había causado ese efecto en ella.

Te Juro Que Te Sigo AmandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora