Yuna Hiroshi [One piece]

Naho y Shanks

Cuando Shanks comprendió que era real, sujetó una de las mejillas de la mujer que tenía en frente y la pellizcó.

— Au. — Soltó ella alejándose y acariciando su mejilla. — ¿Por qué hiciste eso?

— ¿Por qué no? — Respondió con una sonrisa y la atrajo hacía él para abrazarla con su único brazo. — ¿Vas a contarme sobre nuestra hija?

Naho asintió y disfrutó el momento, le encantaría sentirse sorprendida por la actitud de Shanks pero simplemente, él era así y por eso se había enamorado hace 19 años.

— Te lo mostraré. — Contestó y utilizó el poder de su fruta del diablo.

Le mostró lo mismo que a Yuna cuando ella se enteró de la verdad.

Shanks se mantuvo en silencio segundos después de ver las imágenes en su cabeza desde la perspectiva de Naho, de cierta forma no le importaba que ella lo hubiera echado de su vida a golpes, se sentía furioso por no haberse dado cuenta en ese entonces de todo lo que ella sentía.

— Fui a la isla unos años después. — Comentó cuando pudo procesar toda la información. — Quería recuperarte, conseguí más nakamas y me sentí realmente listo para protegerte en el mar. Todo el tiempo creí que quizás no era lo suficientemente fuerte para mantenerte a salvo y que por eso te había dado miedo zarpar junto a mí.

— ¿En serio? — Los ojos de Naho se cristalizaron, quería llorar.

— Si, pero tu padre me dijo que habías zarpado sola y que habías muerto. — Murmuró y pareció dolerle ese recuerdo. — No sabes lo impotente que me sentí, quizás si me hubiera quedado e insistido, incluso si te hubiera llevado a la fuerza conmigo, todo habría sido diferente.

— La verdad, me tomó años entender que Ben tenía razón. — Suspiró Naho conteniendo el llanto. — El mar no era seguro para Yuna. Cualquier cosa podía salir mal, no me arrepiento de cómo se crió, es una chica sensacional ahora.

— Y es pirata. — Agregó Shanks, Naho lo observó directamente y notó un brillo especial en sus ojos. — Sin querer, siguió nuestros pasos.

— ¿No dudaste que era tu hija todo este tiempo? — Indagó Naho alzando una ceja.

— ¡Claro que no, es igualita a mí!

Ambos carcajearon, ella seguía sin sorprenderse por su actitud. Naho se lanzó sobre Shanks y le dió un fuerte abrazo. Estuvieron así un buen rato, ninguno quería soltarse, pero tenían que hacerlo. Aún habían algunas dudas sobre la mesa.

— ¿En qué momento de tu vida comenzaste a usar esta máscara? — Preguntó Shanks alzando el objeto con su mano. — ¿Te ocultabas de mí, acaso?

— En realidad sí, tenía miedo de volverte a encontrar en el mar. — Confesó sin tapujos. — Te dije que me costó mucho decidir hacer esto y por otro lado, me ayudó para mantener un perfil bajo. Hasta el día de hoy nadie sabe mi verdadera identidad, excepto tú, el ejército revolucionario, parte de la tripulación de Barbablanca y la tripulación de nuestra hija.

— ¿De qué conoces a Barbablanca? — Shanks frunció el ceño confundido.

— Por Marco. — Respondió e intentó ocultar su rostro, Shanks lo notó. — Él y yo estuvimos juntos un tiempo.