Capítulo 24

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En la isla Nori, lugar de nacimiento de Yuna todo siguió normal luego de la partida de ambos amigos, los piratas de Marx comenzaron a trabajar en el restaurant para ocupar los puestos libres que habían quedado en la ausencia de los jóvenes y Margot junto al mismísimo capitán Marx decidieron seguir cuidando las tumbas de Yon y Ben al ya no estar el par de amigos que se ocupaban de ellas. Margot recogió flores de su propio jardín y decidió que era el momento perfecto para ir a dejarlas a las tumbas, ésta vez Marx no la acompañaría. Subió la colina con las flores en sus brazos y al llegar frente a la estatua de Yon se sorprendió al ver unas flores cortadas que la tomaron por sorpresa, esas flores sólo crecían en el huerto que Ben cuidaba porque crecían las flores favoritas de su hija. La mujer dejó caer las flores que eligió y tomó una sumire  entre sus manos para olerla, rápidamente una lágrima comenzó a caer por su mejilla izquierda seguida de varias más al comprender el significado de esa flor violeta. 

— ¿Fuiste tú? — Susurró la pelinegra con la mandíbula completamente tensa imaginando una cabellera castaña ondulada meciéndose con el aire . — Todo este tiempo fuiste tú, tonta. 

Se quedó un buen rato ahí sosteniendo la flor sin querer soltarla, sólo en ese momento supo que Ben guardó más secretos de los que creía. 

***

Luego de la partida de Ace, la tripulación continuó su camino por el desierto hasta encontrar el que alguna vez fue un oasis llamado Yuba, aunque ya no quedaba nada de él, ni siquiera había personas viviendo allí. Todos podían notar la desesperación de Vivi al ver el lugar seco. 

— ¿Quienes son ustedes? — Preguntó un hombre metido en un hoyo con una pala en su mano, Vivi le prestó atención de inmediato. — En este lugar no hay nada, está perdiendo su tiempo aquí princesa. 

— ¿Cómo? — Se asombro Vivi al ser reconocida por aquel hombre y luego de observarlo mejor su expresión cambió a una de terror absoluto. — ¡¿Toto-san?! 

— ¿Lo conoces? — Preguntó Yuna confundida viendo como la princesa de Alabasta contenía su llanto al ver el estado del hombre. — Vivi... 

— Es un viejo amigo... —Intentó explicar pero su voz se entrecortó y todos se preocuparon por ella. 

— Sé que he cambiado un poco desde la última vez que la vi, princesa. Pero sí, soy yo. 

El anciano salió del hoyo y explicó la situación de Yuba, afirmó que había sido el oasis turístico más hermoso de todo el país pero hace años las tormentas de arena lo enterraron y la falta de lluvia provocó que todos sus habitantes escaparan de ahí a excepción de él, incluso su hijo Kohza que resultaba ser también el amigo de la infancia de Vivi se había marchado. Al parecer, la información que Vivi tenía sobre el ejercito rebelde era antigua, ellos ya no se encontraban ahí sino que en Katorea, otro oasis cerca de Nanohana donde habían estado en el principio. Todos se sintieron derrotados al oír esa información, se suponía que estaban en busca del ejercito rebelde para detener la guerra pero todo su esfuerzo había sido en vano. 

— Lo único que puedo darles es un lugar en el cual pasar la noche, es lo menos que puedo hacer después de todo lo que han pasado para llegar aquí. — Habló el hombre mientras guiaba a la tripulación hasta una enorme habitación llena de camas. — Descansen, yo estaré cavando afuera si es que me necesitan. Permiso. 

— ¿Qué haremos ahora? — Inquirió el vicecapitán desde la cama que había elegido para él. 

— Ya no sé si puedo exigirles el volver después de todo lo que hemos vivido. — Suspiró Vivi preocupada por su pueblo, ya no sabía que más hacer. 

— Voy afuera. — Informó Luffy sin querer participar en la conversación. Salió bajo la atente mirada de su tripulación, de todas formas sabían que Luffy no abandonaría a Vivi.

Yuna Hiroshi [One piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora