Los guardias me abrieron las puertas y entré en el enorme salón del trono mientras todas las miradas se posaban en mi.
Estaba nerviosa, me costaba caminar con endereza, pero aún así llegué sin tropezar hasta dónde estaba el rey Viserys.
Hice una reverencia y miré por el rabillo del ojo a Jace que me daba la espalda incapaz de mirarme, gesto que ineglablemente me dolió.
-Lady Visenya- se dirigió a mi el rey- nos llegó hace poco la grata noticia de que te habías prometido con mi nieto, Jacaerys.
-Así es alteza..-susurré.
-Ahora tengo aquí a…
-Ahora venimos a exigir una explicación- le interrumpió Daemon caminando hacia mí, provocando así que yo diera un paso hacia atrás - queremos saber en qué estabas pensando para escapar con el tuerto a quien sabe dónde.
-Creo que está conversación la debería tener con Jace- fruncí el ceño molesta con el comentario de Daemon.
-¿Quieres tener la conversación conmigo?- solo entonces Jace se dignó a mirarme - después de que me engañaras y humillaras, ¿Pretendes que vuelva a caer de nuevo en tus mentiras?
Hice el amago de dar un paso hacia él, pero Daemon me impidió el paso.
-¿No vendrá el príncipe tuerto a dar la cara?¿O es tan cobarde que te ha mandado solo a ti?
-¿Pensabas que no vendría?
La voz de Aemond resonó por todo el salón del trono y mis nervios aumentaron cuando vi como miraba a Daemon de forma amenazante.
-Y dime querido tío, ¿A donde llevaste anoche a mi prometida?- Jace dió un paso hacia adelante, pero Daemon le frenó antes de que continuará acercándose a Aemond.
-Nos casamos- dije de golpe- fuimos a casarnos en Antigua.
Viserys nos miró incrédulo y Jace retrocedió, pero al instante apartó con fuerza la mano de Daemon y caminó enfurecido hacia Aemond.
-¡No, porfavor!
Antes de que llegara a él, Aemond desenvainó su espada y le apuntó con ella sonriendo de forma desafiante.
-Siempre he imaginado cómo sería quitarle un ojo a Luke- dió un paso hacia adelante- pero me conformaré con quitártelo a ti.
Jace enfurecido desvainó su espada.
-No eres rival para mi, sobrino- comentó Aemond provocándole.
-¡No!- gritó Viserys poniéndose de pie a duras penas-¡Las cosas nunca se resuelven de ese modo entre familiares!
Daemon me dejó atrás caminando hacia ellos y con fuerza agarró del brazo a Jace.
-Siempre me han tratado como bastarda, viviendo en la Fortaleza Roja, excluyendome de todo lo que fuera importante- caminé hacia ellos con enfado- nadie me dijo que llegaría el día en el que me casara, nadie jamás se interesó por mi, así que me limité a vivir mi vida imaginando que acabaría muriendo sola y sin nadie a quien yo le importara.
Los tres me miraron y Aemond guardó su espada escuchándome con atención.
-Siempre he hecho lo que me han dicho, nunca he desobedecido una orden, nunca le he llevado la contraria a nadie y aunque…-está vez me giré para mirar a Jace- aunque te comportaste conmigo como un verdadero caballero y estoy segura de que cualquier otra dama del reino caería rendida a tus pies, no pude evitar pensar durante ese tiempo que pasé en Rocadragón en Aemond.
Agaché la cabeza sutilmente emocionada.
-Él siempre ha estado para mi, siempre se ha quedado cuando nadie más lo ha hecho, me ha visto llorar y reir desde que éramos unos niños- me acerqué a Jace y agarré sus manos, pero él las apartó de mí con brusquedad- siento mucho lo que te he hecho, pero él corazón nunca elige a quien amar.
-Mujeres- sonrió con ironía Daemon- ¿Amar dices?
Me miró cruzándose de brazos.
-¿Crees de verdad que Aemond se ha casado contigo porque tuvisteis una bonita infancia juntos?
Soltó una carcajada mirando a Aemond.
-Díselo tú - le hizo un gesto con la mano invitándole a hablar- dile que lo has hecho para ganar terreno entre los nuestros y para seguramente más cosas que desconozco.
Para mí asombro, Aemond se quedó en silencio escuchando con atención a Daemon.
-Escuchame niñita- esta vez Daemon centró su mirada en la mía- estás rodeada de víboras y el día que abras los ojos sufrirás como nadie, y para entonces Jace ya no estará.
Me humedecí los labios sin comprender el silencio de Aemond cuando Jace caminó hacia la puerta y la abrió marchándose con enfado.
Mis ojos para ese momento aún seguían clavados en Daemon que me miraba con una ligera sonrisa burlona en la mirada.
Incapaz de seguir mirándole agarré mi vestido por los extremos y salí de aquél salón intentando ignorar el enorme nudo que se había formado en mi corazón.
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La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚
SonstigesFANFIC House of the Dragon Aemond Targaryen