Five

5.8K 449 20
                                    

-Hoy habrá un gran banquete para anunciar nuestro compromiso- comentó Hobert con una amplia sonrisa en el rostro- pronto todo poniente sabrá que mi segunda esposa es aún más bella de lo que me había llegado a imaginar.

-¿Segunda esposa?- pregunté.

-La primera murió al dar a luz a nuestro cuarto hijo.

Le miré sorprendida. ¿Había escuchado bien?

-¿Busca esposa o alguien que se haga cargo de los cuatro hijos que tiene, mi lord?

Mi pregunta tan atrevida hizo que Hobert dejará de caminar para mirarme detenidamente, pero no le dio tiempo a contestarme porque en ese momento Aemond caminó hacia nosotros interrumpiendo lo que estaba empezando a ser la tarde más pesada y aburrida que había tenido en todo ese tiempo en desembarco del Rey.

-Visenya- Aemond se dirigió a mí, pero no apartó la mirada de Hobert ni por un instante- no deberías descuidar tus tareas.

-¿Sus tareas?

Aemond dio otro paso hacia delante de forma bastante amenazante, tan cerca de Hobert que por un momento tuve miedo de que aquello no acabará bien.

-Visenya se encarga del rey desde hace bastante tiempo ¿Acaso crees que dar un paseo contigo por los jardines es más importante que cualquier necesidad del rey?

-No estaba informado de que…

-Para eso estoy- le interrumpió Aemond.

-En otra ocasión volveré a dar un paseo con usted, mi lord- y sin decir nada más pasé cerca de Aemond y me alejé respirando al fin aliviada de poder alejarme de aquella tortura mientras contenía el gran nudo de mi garganta.

Intenté caminar lo más rápido que pude y casi corriendo me dirigí hacia mis aposentos rompiendo en llanto en cuanto cerré la puerta.

¿Qué iba a ganar Otto Hightower obligándome a casarme con su pariente? ¿Acaso todo aquello lo hacía para verme sufrir?

Caminé decidida hacia una de las paredes y tras tocarla con mis dedos, empujé con fuerza saliendo hacia un pasillo oscuro. Había vivido bastante tiempo en Desembarco del Rey, y en cuanto me habían dado esta habitación, no tardé ilusionada en divagar y conocer cada rincón de ella. Así fue como un día cualquiera descubrí la puerta secreta que abrí por accidente al apoyarme en la pared. 

Desconocía si alguien más sabía de su existencia, pero yo me había encargado de ocultarlo durante todo el tiempo que había podido sabiendo que llegaría el día que debería usarla para escapar del castillo.

No me lo pensé durante más tiempo, entré en aquella oscuridad y comencé a caminar intentando silenciar mi llanto mientras entornaba los ojos para no perderme en aquellos pasadizos secretos.

Pero entonces escuché algo, no pude reconocer que era, si un simple golpe  procedente del castillo o si no me encontraba sola en aquella oscuridad.

Aterrorizada por la segunda opción eché a correr lo más rápido que pude, intentando no tropezar con mi vestido, agudizando el oído mientras mi corazón amenazaba salir disparado por mi boca.

Giré a la izquierda al mismo tiempo que una mano se aferraba a mi brazo impidiéndome seguir avanzando.

Grité con todas mis fuerzas, pero rápidamente la otra mano libre de mi atacante cubrió mi boca mientras me atraía hacia él.

-Soy yo, Visenya..

La inconfundible voz de Aemond me dejó inmóvil mientras él lentamente apartaba su mano de mi rostro y me obligaba a girarme  en la penumbra de aquél pasadizo para mirarme a los ojos.

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora