Sixty

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A la mañana siguiente por fin me dejaron entrar a los aposentos de Aegon, dónde tras coser su herida lo habían llevado hasta que lograra recuperarse del todo.

Aún seguía inconsciente, pero acompañada de Aemond me senté en la cama y agarré una de sus manos con el corazón en un puño.

-Escucho su respiración- sonreí desviando la mirada hacia Aemond que me miraba fijamente.

-Debería buscarse un dragón- comentó Aemond sentándose al fin a mi lado- al fin y al cabo es el rey, no debería ser tan accesible.

Se aclaró la garganta fijando su mirada en mi mano que se aferraba con fuerza a la de Aegon y volvió a ponerse de pie incapaz de quedarse quieto.

-Yo debería irme ya- besó mi cabeza poniéndose sus guantes negros- iré a Antigua a buscar a Daeron y luego atacaremos Rocadragón.

Suspiré.

¿Cómo habíamos llegado hasta ese punto?

-Solo te pido que tengas cuidado- me levanté soltando la mano de Aegon- que pienses en mí antes de cometer cualquier locura.

Aemond asintió y besó mi cabeza al mismo tiempo que me rodeaba abrazándome.

-Te prometo que esta será la última vez que me separaré de ti, Visenya- susurró- después de esto volveré para quedarme junto a ti el resto de mi vida.

Levanté la cabeza y le miré con un ligero brillo en la mirada.

-Solo te pido que estés donde estés, vuelvas a mi, ¿Entendido?

Él desvió su mirada hacia mis labios y con delicadeza posó los suyos sobre los míos asintiendo.

-Aunque me encantaría que esto se pudiera solucionar con más faci...

-Ellos nos matarían si tuvieran la oportunidad- me interrumpió - pienso hacerlo yo antes de que se nos adelanten.

Fui a abrir la boca para hablar,pero él volvió a interrumpirme.

-¿Acaso Jace tuvo compasión de Aegon?- preguntó.

Tragué saliva.

-He visto como llorabas por mi hermano- Aemond me agarró esta vez de los brazos- si sigues pensando que algo se puede arreglar entre nuestras familias estás completamente equivocada. Si sigues con esa mentalidad acabarás lamentándote cuando los que muramos seamos nosotros.

Suspiré con tristeza.

-Volveré en unos días- me dio un beso fugaz- y le entregaré a mi hermano la cabeza de Jace en una pica.

Sin decir nada más se dió la vuelta y salió de la habitación mientras yo volvía a centrar mi atención en Aegon.

Parecía estar tan sereno y calmado, ignorando y olvidándose de lo caótica que era su vida.

Volví a sentarme en la cama y desvíe la vista hacia la puerta donde Alicent apoyada en el marco nos miraba cruzada de brazos.

-He sido a veces tan dura contigo..-susurró con lágrimas en los ojos- hemos sido tan duros contigo…

Agachó la cabeza absorbiendo por la nariz.

-Y aún así las dos veces que mi hijo estuvo en peligro lo salvaste, arriesgaste tu vida por tu rey como no había visto hacer jamás a nadie.

-Aegon tiene sus cosas..-puse los ojos en blanco sonriendo con tristeza- pero le tengo mucho aprecio, al fin y al cabo nos criamos juntos.

Ella sonrió con la misma tristeza y las dos giramos la cabeza cuando Aegon murmuró algo que no logramos entender.

-Pensé que se moría, que lo había hecho entre mis brazos- dije en un hilo de voz- pensé que no volvería a escuchar su voz.

-¿Madre?

Alicent al escuchar a su hijo se apartó del marco de la puerta y corrió hacia la cama, arrodillándose a su izquierda para agarrar sus manos.

-Aquí estoy,Aegon.

-Preparalo todo-dijo él aún con los ojos cerrados y la voz débil- quiero casarme con Visenya lo antes posible, lo ordeno como rey.

Abrí los ojos como si de platos se tratasen y me puse de pie mientras Alicent fruncía el ceño sin comprender.

-Pero cariño, ella ya está casada..-susurró.

Aegon volvió a murmurar algo y se giró dándonos la espalda.

¿Estaba soñando conmigo? ¿O hablaba en serio?

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora