Fifty eight

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Todos corrían por el castillo aterrorizados mientras buscaban algún refugio donde no acabar quemados por las llamas de Caraxes. Todos, menos yo, que busqué la ventana más cercana para ver cómo gente repleta de fuego corría despavorida, o como Caraxes rodeaba la Fortaleza Roja dispuesto a matar a todos sus habitantes.

Estaba asustada, muy asustada, pero no tanto como cuando vi a Vaghar surcar los cielos saliendo de Pozo Dragón en busca de Daemon.

-No…-susurré- no, no..

Con rapidez agarré mi vestido y corrí por las escaleras en dirección contraria al resto de personas. Buscaba la salida, buscaba salir al exterior para ver lo que pasaba con más claridad.

-Princesa- el gran maestre que huía despavorido agarró mi brazo impidiendome continuar- debe buscar un lugar seguro.

Me zafé de su mano ignorandole por completo y seguí corriendo hasta lograr al fin salir fuera y ver cómo Vaghar atacaba con furia a Caraxes en el cielo.

La guardia real estaba demasiado ocupada intentando proteger el castillo y nadie se percató de mi salida.

Los rugidos de los dragones se escuchaban por toda la ciudad y la gente gritaba desesperada mientras se pisoteaban desesperados por escapar.

Les seguí recibiendo algún que otro empujón hasta que logré llegar a Pozo Dragón.

-¡Cannibal!- grité en su busca sin saber dónde lo habían encerrado.

Bajé las escaleras rezando a los siete para que Aemond saliera ileso de todo eso y entonces me topé con mi dragón. Con el inmenso y negro Cannibal.

Y no perdí más tiempo, con rapidez toqué las cuerdas que llevaban hasta la montura y subi intentando no caerme a causa del vestido.

Mi corazón estaba acelerado,amenazaba con pararse en aquél preciso momento, y cuando Cannibal alzó el vuelo y salí de Pozo Dragón mi cuerpo comenzó a temblar.

Solo había montado en Cannibal la vez que tuve que salir con Aegon de Rocadragón, pero…¿Estaba capacitada para enfrentarme a otro dragón sin apenas tener control?

Caraxes ante mis ojos embistió a Vaghar y clavó sus garras en él, ese fue el motivo suficiente para que Cannibal volará hacia ellos e intentará arrancar a Daemon de su montura.

-¡¿Qué diablos haces?!- grito Daemon al verme.

En cambio Aemond aprovechó el momento para volver a embestir a Caraxes, apunto de hacerle caer en el mar.

Sin pensarlo volví a cargar contra Daemon, pero recibí un fuerte golpe provocandome retroceder con el dragón.

Vaghar y Caraxes volvieron a enredarse y giraron en el cielo casi abrazándose, Cannibal se unió a Vaghar dispuesto a derribar a Caraxes, pero otro rugido en la lejanía me distrajo lo suficiente como para que Caraxes clavara sus dientes en el ala derecha de Cannibal y se la arrancará de un solo movimiento.

Solté un grito precipitándome al vacío y sin forma de poder evitarlo me hundí en el fondo del mar mientras intentaba escapar de Cannibal que desesperado buscaba la forma de subir a la superficie.

Tragué agua  y sentí como mis pulmones se llenaban inevitablemente haciéndome convulsionar.

Miré como Cannibal hacía su último intento por subir a la superficie y ya sin fuerzas se dejaba hundir pintando de rojo todo el agua que nos rodeaba.

Entonces sentí como unas manos tiraban de mí con fuerza, logrando sacarme a la superficie casi inconsciente.

-Te juro que si despiertas seré yo mismo el que te mate.

Y esa voz la reconocí al instante mientras me dejaba en la arena mojada.

-Aegon…-susurré.

-Te voy a matar Visenya, te juro que un día de estos te mataré.

Tosí dejando que el agua saliera disparada por mi boca.

-A ti te quería yo ver.

Me incorporé viendo cómo Aegon desenfundó su espada con rapidez.

-Jace…-sonrió Aegon de forma amenazante- ¿Vienes a morir?

Jace soltó una carcajada y desvío la vista hacia mi.

-A ella ni la mires- Aegon dió un paso hacia adelante, posicionándose delante de mí- si la tocas cortaré esas dos manos que tienes.

-Siempre lo supe..-dijo Jace- ¿Qué harás después de todo, Aegon? ¿Matarás a Aemond para poder ser tú el que esté con ella? ¿O le ordenarás al tuerto de tu hermano que te deje estar con ella?

Aegon sonrió de medio lado y entonces atacó a Jace con su espada, provocando que este retrocediera.

Me levanté apresuradamente aterrorizada y grité intentando hacerles entrar en razón.

-¡Jace!- grité.

Aegon perdió su espada en un rápido movimiento de Jace y dió un paso hacia atrás cuando la espada de su enemigo rozó su cuello.

-¿Estás preparado para ir al infierno?- preguntó Jace con la victoria reflejada en el rostro.

-¡No, no- grité corriendo hacia ellos- no le mates!

El rugir de los dragones en el cielo nos sobresaltó y ese fue el terrible momento que aprovechó Jace para clavar su espada en las costillas de Aegon provocando que este cayera al suelo con el rostro pálido.

Me quedé paralizada mientras Jace caminaba hacia mi. Con fuerza tiró de mi brazo mientras yo sentía como dentro de mi se moría algo con mis ojos aún clavados en Aegon.

-Debería matarte a ti también-dijo zarandeándome.

Con fuerza me agarró del rostro obligándome a dejar de mirar a Aegon para centrar mi atención en él.

-Debería matarte por ser una completa traidora- me soltó con fuerza provocando que cayera de espaldas encima de la arena mientras mis ojos volvían a clavarse en la sangre que brotaba de Aegon.

Mi respiración se entrecortó y cuando Jace se alejó de nosotros, corrí hacia Aegon sollozando con fuerza mientras intentaba taponar su herida con mis manos.

-Dejalo…-tosió Aegon- no creo que esto tenga solución.

-No- lloré con fuerza, con tanta fuerza como nunca antes en mi vida- no te mueras te lo suplico.

Aegon levantó su mano y acarició mi mejilla intentando limpiar mis lágrimas.

-No llores por mí, yo solo te he….-tosió y tragó saliva- solo te he complicado la vida.

-Por favor….-lloré apoyando mi cabeza en su pecho- no te vayas, no te vayas.

Con rapidez tiré de la tela de mi vestido y la arranqué dejando mis piernas al descubierto.

-Necesito que me ayudes- lloré intentando cubrir su herida con el trozo de tela- déjame pasarla por la espalda y poder taponar tu herida.

Pero Aegon no me contestó.

Clavé mi mirada en él y soltando la tela le zarandeé con fuerza provocando que tosiera de nuevo. Solo entonces volví a soltar el aire.

-Besame, Visenya…-susurró en un hilo de voz- no quiero irme de este mundo sin haber probado lo que es que te besen de verdad.

Le miré con la vista nublada y sin perder tiempo me acerqué más a él.

-Si madre no me hubiera comprometido con Helena…-tosió con fuerza- ahora serías tú mi reina, me habría encargado de que así fuera.

Mi corazón se aceleró mientras sujetaba su cabeza con mis manos.

-Bésame y mientras me voy déjame creer que eso fue lo que pasó.

-No te iras- lloré desviando la vista hacia sus labios- te quedarás conmigo, prometemelo.

Pero no obtuve respuesta, así que antes de perderle para siempre, uní mis labios a los suyos besándolo y sintiendo como él reaccionando de nuevo pasaba su mano por mi nunca mientras correspondía a mí beso.

-Te quedarás conmigo…-lloré apoyando mi frente en la suya.

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora