Esa noche pedí que me prepararan un baño,y tras marcharse la servidumbre me metí en el agua por completo intentando despejar mi mente, buscando algo de relajación después de todo lo que había ocurrido.
Cerré los ojos y me dejé llevar por mis pensamientos, intentando buscar una excusa apropiada para ver a Aemond sin que volviera a herirme con sus palabras, sin que me hiciera sentir de nuevo insuficiente.
Abrí los ojos y desvíe la vista hacia la taza con té que aún seguía en mi mesilla de noche.
¿Cómo podían pensar que yo había pasado la noche de esa manera con Aegon?
Hundí mi cabeza en el agua y la saqué al mismo tiempo que se abría la puerta de la habitación.
Guíe mi cabeza hacia allí y vi como Aemond cerrando la puerta me miraba sin apartar sus ojos de mi.
-Pensé que ya no ibas a volver aquí…-susurré.
Pero él continuó parado sin mover ni un músculo, así que me puse de pie dispuesta a llamar su atención aún más, si aquella era la oportunidad que yo iba pidiendo para estar cerca de él, no pensaba desperdiciarla.
-Deberías cubrirte..-susurró casi para si mismo.
Salí de la bañera y caminé hacia él decidida, intentando ocultar mi timidez, intentando no apartar la mirada de él.
Pasé mis manos por su nuca escuchando su respiración agitada y pegué mi cuerpo al de él, asombrada por no sentir ningún tipo de rechazo a mi contacto.
-Podrías esta noche quedarte- supliqué con la mirada.
Aemond aún en silencio pasó una de sus manos por mi pelo y la deslizó hasta llegar a mi espalda que acarició con delicadeza.
-Te esperé durante todo este tiempo- mis ojos se llenaron de lágrimas- ¿De verdad puedes pensar que sería capaz de serte desleal?
Cerró los ojos y tiró de mi cintura acercando aún más mi cuerpo al suyo.
-Si Aegon no fuera el rey, le habría matado-dijo al fin- he visto como te mira y conozco mejor que nadie sus intenciones.
Rocé mi nariz contra la suya con mis pulsaciones aceleradas, temerosa de que se alejara de mi.
-No quiero hablar de él-levanté la vista desabrochando su camisa lentamente- ahora me gustaría centrarme en mi esposo.
Escuché de nuevo su respiración agitada y me deshice de su camisa posando mis labios en su pecho.
-Visenya…
Con sus dos manos agarró mi cabeza y la acercó a su rostro, solo entonces me besó con fuerza, con furia, como si necesitara aquel beso como el aire que respiraba.
Pasó su mano por mi cintura y me cogió caminando hacia la cama donde caímos sin apartar nuestros labios ni por un segundo.
-Eres mi debilidad...- dejó mis labios y hundíó su nariz en mi cuello tocándome con desesperación- eres mía y de nadie más, solo yo puedo…
-Soy tuya-le interrumpí.
Levantó su cabeza y clavó su mirada en mí, con un brillo que llevaba mucho tiempo sin ver.
-Soy tuya-repetí temerosa de que no me hubiera escuchado con claridad.
Solo entonces se dibujó una ligera sonrisa en su rostro y se levantó quitándose la ropa con rapidez.
Volvió a la cama en escasos segundos con sus ojos aún clavados en mi.
-No he tenido ocasión de decirte lo hermosa que estabas con esos pantalones..-susurró acercando de nuevo sus labios a los míos y tensando los músculos de sus brazos- llevo mucho tiempo esperando sentirte de nuevo, de poder tocarte…
Tragó saliva y suspiró intentando tranquilizarse.
-No tienes ni idea de lo que te deseo, Visenya.
Sonreí.
-Creo que me hago una idea..-dije desviando la vista hacia su miembro.
Eso lo hizo sonreír de nuevo.
-He agotado toda mi fuerza de voluntad la noche pasada ..-susurró tan cerca de mi que mi vello se erizó por completo- no sé si podré ser tan delicado como desearía.
Levanté la cabeza y le miré, miré al hombre que me había robado el corazón con tan solo seis años y sentí que me derretía en sus brazos.
-No seas delicado- me encogí de hombros- solo déjame sentirte, hazme sentir tuya.
Él se mordió el labio y con sus piernas abrió las mías volviendo a unir su boca a la mía, pero esta vez su besó fue más suave que el anterior.
Y entonces, en un movimiento fluido, tan rápido que me dejó sin respiración, me penetró, hasta el fondo.
-Oh- exclamé sorprendida.
Aemond me sonrió de nuevo.
-No podía contenerme más…-besó la punta de mi nariz.
Jadeé cerrando los ojos y enrolle mis piernas a su alrededor para levantar la cadera y sentirle todavía más dentro de mi. Gesto que le gustó porque a diferencia de las otras dos veces que había mantenido relaciones con él, siempre sus movimientos habían sido suaves y delicados, esta vez me embestía con necesidad, pasión y entrega.
Jadeó encima de mí tocando todo mi cuerpo que ardía en deseo por él, y con cada empujón Aemond encendía un fuego en mi interior imposible de ignorar.
Y cuando no pude contenerme más, grité y me arqueé debajo de él, sintiendo como el cuerpo entero se estremecía mientras intentaba recobrar el aire perdido.
Y mientras me aferraba a su espalda, Aemond gritó y empezó a sacudirse cada vez con más fuerza, derramándose dentro de mí, hasta que cayó encima de mí exhausto.
Su rostro quedó a escasos centímetros del mío y pude ver como me sonreía ligeramente aún intentando volver a la tierra.
Suspiré.
Le quería.
Era así de sencillo.
Le quería, y sabía que él también a mi, y si había otra cosa en el mundo, cualquier otra cosa, no importaba. En ese momento, no.
-Te quiero ..-susurró Aemond con la voz ronca- no quería herirte ayer con mis palabras...
Sonreí sintiendo que los pedazos rotos de mi corazón volvían a unirse.
Era todo lo que necesitaba escuchar.
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La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚
AcakFANFIC House of the Dragon Aemond Targaryen