Sixty seven

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Ocho lunas después:

-¡Me duele!- grité con fuerza mientras el gran maestre sujetaba mi mano.

Intenté controlar mi respiración al mismo tiempo que empujaba con fuerza mientras me aferraba a las sábanas.

-Queda muy poco- una dorninse llamada Ellaria, que acababa de llegar al castillo de los Martell  me sonrió dándome ánimos- está apunto de salir, solo debes empujar un poco más.

Me reí con nerviosismo, deseando después de tanto tiempo, fantaseando con la idea de poder coger a mi bebé entre mis brazos y compartir mi alegría con Aemond.

Y cuando escuché el llanto ahogado de un bebé, mi respiración se congeló viendo cómo el gran maestre lo cogía en brazos antes de entregármelo.

-Es una niña hermosa.

Cuando escuché aquello, mi corazón explotó de felicidad.

Y antes de que me la diera en brazos, Aemond abrió la puerta de golpe y desvío su ojo hacia la pequeña criatura que aún cargaba el gran maestre.

-Es niña-sonreí exhausta.

A grandes zancadas caminó hacia la niña y se la arrebató de los brazos al gran maestre.

-Es una niña-repitió con la voz quebrada.

-Nuestra niña -sollocé.

Levantó la vista para mirarme y acercándose a mí me la dejó encima del pecho provocando que mi llanto aumentará.

-Siento interrumpir-  Claudio Martell entró en nuestros aposentos- ha llegado otro cuervo de Desembarco del Rey.

-¿Qué es lo que quieren ahora?- la voz de Aemond sonaba exasperada y algo cansada.

-Siguen preguntando por el paradero de Aegon, no pueden creer que se escapara solo de las celdas.

Tragué saliva desviando la vista hacia mi hija.

-Hablemos fuera-Aemond le hizo un gesto para salir de nuestros aposentos- este no es lugar ni momento para hablar del imbécil de mi hermano.

La dorniense que me había ayudado durante el parto, se arrodilló ante mi cama y me miró mordiéndose el labio.

-¿Cree que sigue vivo?

-¿Quién?- pregunté.

-Aegon II-contestò ella desviando los ojos hacia mi hija.

-No me interesa en absoluto averiguarlo- dije cortante, intentando que no pareciese que ocultaba algo.

Ella suspiró y tocó la manita de mi hija con delicadeza.

-Aegon me dijo que cuando naciera la criatura  debía ir hasta él para contarle todo lo acontecido.

Dejé de mirar a mi bebé y guíe la cabeza lentamente hacia ella.

-No te preocupes- se encogió de hombros- tu secreto está a salvo conmigo.

La puerta volvió a abrirse y está vez entró la esposa de Claudio Martell.

-Enhorabuena, hija mía.

Pero yo aún seguía con la mirada clavada en la dorniense. ¿Qué sabía ella del paradero de Aegon?

Y lo que más me asustaba. ¿Sabía ella que yo lo ayudé a escapar?

-Puedo sostenerla- la esposa de Claudio Martell, Cletus, llamó de nuevo mi atención- siempre he querido una niña y…

Se quedó en silencio cogiendo a mi hija con delicadeza.

-Es tan hermosa…-susurró.

-Ellaria- llamó su atención Cletus- ayuda a Visenya a asearse, yo le entregaré la criatura al gran maestre para que vea su estado.

Miré de nuevo a Ellaria y tragué saliva.

-¿Sabes dónde está?-pregunté cuando me ayudó a incorporarme.

-Sé donde estás tú- contestó esbozando una sonrisa- a él solo le interesa eso, es más, para eso estoy aquí.

Sentí como las piernas intentaban tambalearse cuando me ayudó a ponerme de pie.

-Me dejó un mensaje para ti…

-No quiero saber nada de él - la interrumpí- gracias a los siete mi vida ahora es espléndida junto a mi esposo y mi hija.

Ellaria esbozó una sonrisa y me acompañó a la bañera, no muy alejada de la cama.

-Ha sido muy convincente…-susurró- pero no olvide que estoy tocando su cuerpo y noto como tiembla.

Me metí en la bañera y cerré los ojos intentando olvidarme de la dorniense que tenía enfrente.

-No me cabe duda de que Aemond es un esposo complaciente y generoso.

Abrí los ojos frunciendo el ceño.

-¿Qué diría si supiera que su esposa fue la causante de que Aegon no acabara decapitado?

Ellaria arrugó los labios al ver la expresión de enfado en mi rostro.

-¿Piensas decírselo?- pregunté.

Ella esbozó una sonrisa y negó con la cabeza.

-Solo te planteo una pregunta- puso los ojos en blanco- a mi no debes responderme, pero, ¿Por qué arriesgas tu vida y tu matrimonio tan perfecto por un hombre del que no quieres saber nada?

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora