Eight

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Cuando llegué a mis aposentos y Aemond me dejó al fin en el suelo, retrocedí incapaz de estar cerca de él.

Aún sin creerme lo que acababa de presenciar en aquél comedor.

-Le habéis matado…-susurré intentando ignorar el nudo que se estaba formando en mi garganta- a vuestro propio tío.

-Siempre has vivido en este castillo y creo conocer todo sobre ti, pero..nunca me has dicho qué piensas de Aegon.

Le miré confusa sin entender a donde quería llegar. ¿Acaso también dudaba de mí?

-Aegon será mi futuro rey..-susurré- no soy nadie para opinar sobre él.

-¿Solo eso, Visenya?

Dió un paso hacia mí haciendo que mi cuerpo comenzará a temblar.

-¿Debería decir algo más?

Forzó una sonrisa llevándose las manos a la espalda.

-Podrías decirme si está cortejandote, si en algún momento te dijo..

Sus palabras me tomaron por sorpresa, haciendo que retrocediera otro paso más hacia atrás.

¿Cortejarme?

-¿De qué estás hablando?- pregunté armándome del valor suficiente para dar un paso hacia él- ¿Insinúas que…

-¿De dónde ha sacado Hobert lo tuyo con Aegon? - preguntó con enfado-¿Estás enamorada de él?

-¿Enamorada?

Desvíe la vista hacia sus manos que le temblaban al igual que las mías, pero que intentó ocultar cuando se dio cuenta de que las observaba.

-Solo estaba hablando con él cuando Hobert apareció acusándonos- puse los ojos en blanco- nosotros hablamos todo el tiempo, no es nada del otro mundo.

-¡Tú y yo, Visenya!- espetó.

Mi corazón latió con fuerza cuando su voz me recorrió el cuerpo entero.

-¿Acaso estás celoso?

Las palabras salieron de mi boca sin poder evitarlo.

Pero para mi asombro, Aemond no lo negó rotundamente, ni se rió ante mi pregunta, simplemente caminó hacia mí y pasando una de sus manos por mi cintura me atrajo hacia él, abrazándome con fuerza.

Su cuerpo temblaba, podía notarlo a la perfección y su respiración estaba incluso más agitada que la mía. No sabía si aquella reacción era por lo que acababa de ocurrir en el comedor o porque delante de mí Aemond estaba abriéndose.

-No me considero una persona insegura..-susurró sin apartarse de mí- pero en este momento necesito que respondas a mi pregunta.

-¿Quieres saber si estoy enamorada de Aegon?

Se apartó ligeramente de mí y sostuvo mi cabeza con sus manos, para clavar su ojo en mi, esperando mi respuesta.

-No-respondí queriendo confesar muchas más cosas que decidí callarme por temor a su reacción.

Él soltó un suspiro y se apartó de mí con nerviosismo.

-Cuando descubran el cuerpo de Hobert hazte la sorprendida- se dirigió hacia la puerta- que nadie sepa que estuviste en el comedor esta noche.

-Aemond-dije haciendo que frenará sus pasos de golpe.

-¿Me crees?- pregunté.

Se giró para mirarme mientras fruncía el ceño.

-Yo nunca he estado con Aegon- caminé hacia él rompiendo en llanto al fin- yo no sería capaz de hacerlo.

-Lo sé- agarró una de mis manos intentando calmarme- no era eso lo que me preocupaba.

Tiró de mi mano para que me acercara de nuevo a él.

-Jamás dudaría de algo así..

Asentí hundiendo mi cabeza en su pecho sintiéndome realmente aliviada.

-Solo me interesaba saber si había algún sentimiento hacia él de tu parte.

Dejé que el aroma de Aemond me invadiera y negué con la cabeza.

-Ahora sabes que no..-susurré.

Me apartó de él y nuestras miradas volvieron a coincidir.

-Tengo que irme-dijo- he dejado a Aegon solo en esto.

Asentí al fin.

Desvío la vista hacia mis labios y soltando un largo suspiro salió de mis aposentos dejándome completamente sola.

Caminé aún llorando hacia la cama y hundí la cabeza en la almohada intentando borrar de mi mente lo que acababa de ver.

Solo había presenciado la muerte una vez en mi vida, cuando la guardia real me había arrebatado de los brazos de mis supuestos padres para después prenderles fuego. Ver delante de mí a otra persona morir solo hizo que volviera todo el pasado a mi mente.

Aún así, lo que más helada me había dejado era la frialdad y facilidad de los dos hermanos para matar a alguien de su propia sangre.

Me hice un ovillo en la cama deseando con todas mis fuerzas entrar en el pasadizo y escapar de la fortaleza roja.

Si no fuera porque mis sentimientos hacia Aemond eran tan fuertes, ahora mismo estaría rumbo al Aguasnegras con la intención de alejarme lo más pronto posible de Desembarco del Rey.

Pero como siempre, los ojos entristecidos del chico de siete años que se hundieron en lo más profundo de mi corazón volvieron a aparecer por mi mente.

¿Cómo iba a poder ser capaz de vivir lejos de él? ¿Cómo iba a poder soportar un día sin que su mirada se cruzase con la mía?










La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora