Anhelo.

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[ Capítulo 22 ]




Wang YanLuo realmente era un demonio increíblemente guapo. Zhan pensaba que podría ser un gran y cotizado Sugar Daddy en sus tiempos. O lo hubiera pensado, si no estuviera muriéndose de pánico en este justo momento.

Su mirada era tan oscura y dura que pensó se iba a desmayar. Debería estar haciendo algo, lanzándose a sus pies y besando sus botas para que lo dejara ver a Yibo, pero no podía moverse por puro terror. Este hombre, realmente era el dueño del inframundo. Su sola presencia era imponente y espeluznante que cualquiera podría morir de un ataque cardíaco en el lugar. Y él podría ser esa persona.

Pasó mucho tiempo hasta que Wang YanLuo pudo controlar todas las emociones que tenía guardadas y que ese rostro frente a él le hizo rememorar. Honestamente, para el Emperador del reino demoníaco era muy complejo el enfrentarse a este hombre. Había una mezcla de emociones tan profunda que preferiría nunca haberlo visto otra vez en su vida.

Pero como el demonio antiguo que era, aunque tardó, pudo guardarse todo eso y actuar natural, serio e inmutable. Aún así un suspiro salió de su boca antes de hablar.

- De pie, los dos.- Liying se levantó de inmediato. A Zhan le costó un poco más porque no sentía las piernas y quizás se había hecho en los pantalones sin quererlo. Miró a la señora en la cual estaban escondidas las jóvenes, las tres con una expresión complicada - Bicao, llévate a las chicas y cierra la puerta del jardín, no quiero que nadie venga aquí o yo mismo lo mataré.

- Sí, Bixia - reverenció y movió a las chicas, las cuales al ver a su Emperador así, se fueron rapidito para no intervenir.

- Síganme.- les dijo a los otros dos mientras avanzaba y ellos lo siguieron en silencio.

Los tres fueron hasta una pagoda amplia frente al jardín de gencianas y el estanque de peces. YanLuo subió y se sentó. Sobre la mesita habían unas jarras de vino, algunos postres y semillas de melón, más unas cuantas copas. 

- Siéntense.

Liying le hizo un gesto a Zhan para que obedeciera, rodeando la mesa y guardando silencio. La castaña sirvió de inmediato una taza de vino para su tío y nada para ellos. Zhan quería beberse todas esas jarras si eso lo ayudaba a dejar de temblar.

YanLuo no los miró por un buen rato, bebiendo de su copa en silencio y con los ojos cerrados. Hasta que se la terminó y la dejó sobre la mesa. Liying iba a servirle más, pero la bloqueó con su mano.

- A-Ying - los dos temblaron al escuchar su voz ronca y dura de repente, encogiéndose más en sus asientos - Con lo mucho que sabes que odio castigar a los miembros de mi familia, ¿Por qué tenías que traerlo?

- Shufu... él me pidió venir.

Zhan tembló y sintió que Liying le había lanzado toda la culpa a él, aunque la tenía en realidad. YanLuo hizo una mueca que parecía una sonrisa retorcida.

- ¿Así que, si cualquier humano te pide venir, tu simplemente lo harás?

- Shufu... - dijo apenada y Zhan se sorprendió por lo dócil que era en este momento - Sabe que A-Ying no lo haría por cualquiera, pero él lloró y dijo que tenía que hablar con Yibo, así que...

YanLuo miró a Zhan y este volvió a temblar inconscientemente. Sin duda, Yibo había heredado la mirada oscura y profunda de su padre, aunque la presión que provocaba este hombre era totalmente diferente.

¿Qué tal si reescribimos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora