Yumping fue el comienzo de todo.

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[ Capítulo 44 ]





El camino hacia Yumping era largo y lleno de baches al cruzar uno de los cordones montañosos desde donde ellos residían. Por lo que, utilizaron su Qinggong en algunas ocasiones y otras, caminaron a paso ni lento ni rápido, deteniéndose solo para hidratarse o beber algo, o como también, cuando la pasión era demasiado intensa para dejarla a un lado.

Entre más se acercaban a la ciudad en sí, más demonios se encontraban en el camino. Algunos, huían despavoridos cuando veían a Yibo después de reverenciarlo un par de veces y otros, más viciosos, se atrevían a pelear con ellos.

- Basura asquerosa - pateó el cadáver de un demonio al que habían asesinado - Ensuciaste mis botas.

Zhan sacudió la sangre de XueHuang y se acercó, reprendiendo suavemente - Er-Lang.

- ¡Pero Zhan-Ge, recién las había limpiado! - pateó de nuevo.

Zhan negó con una sonrisa - Ya basta, solo es una pequeña mancha, déjalo estar.

- Hmph.

- Deberíamos continuar, aún nos queda una montaña por subir antes de llegar - guardó a XueHuang en su vaina y metió sus manos bajo las mangas de su túnica azul.

- ¿No puedo comérmelo? Estos demonios de cola verde son realmente sabrosos y ricos en energía demoniaca, me gustan.

- Puedes, pero no te dejaré besarme si lo haces.

- ¿Qué? ¿Por qué? - se quejó.

- ¿Cómo que, por qué? ¿No tendrás mal aliento después? Bo-Lang, te amo, pero comer sobras de un demonio come hombres de tu boca no es lo mío, lo siento.

- Está bien, no lo comeré - hizo un puchero - No quiero dejar de besarte, no podría vivir sin tus labios.

- No exageres, tonto - rió y tomó su mano - Continuemos.

- Mn.

Los dos continuaron su camino hasta que al fin pudieron ver las puertas de la ciudad de Yumping, al igual que los lagos que rodeaban y cruzaban la ciudad, pero a diferencia de lo hermoso y grandioso que tendría que ser una gran ciudad como esa, en este momento, parecía un pueblo detenido en el tiempo y desgastado.

Los lagos y ríos estaban casi drenados, la hierba estaba seca y los árboles caídos. Sin importar lo crudo que fuera el invierno, nunca hubiera podido provocar un desgaste tan grande como el que estaba pasando en esta área. Los dos se dieron una pequeña mirada y avanzaron en descenso de la montaña hacia aquella entrada, manteniéndose siempre en guardia por cualquier eventualidad o ataque inesperado. Al llegar a la puerta, notaron que estaba cerrada y no había guardias visibles.

- ¿Deberíamos solo subir? - preguntó Yibo con las manos en su cintura mirando hacia arriba.

- No creo que sea apropiado aparecer sin más, en estas circunstancias, podrían asustarse y atacarte sin pensarlo.

- ¿Entonces?

- ¿Puedes prestarme una de tus mariposas? Agregué en la carta que Lao-Gu escribió al prefecto de Yumping que enviaría alguna señal cuando estuviéramos cerca, pero no pensé que la ciudad estuviera cerrada tan herméticamente.

- Precavido como siempre, Gege. Pero ¿para qué tienes que preguntar? Todo lo mío es tuyo ahora, solo tienes que tomarla - abrió una mano y una mariposa verde brillante salió de ella.

¿Qué tal si reescribimos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora