Olas de placer.

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[ Capítulo 24 ]




Los dos hombres se sorprendieron cuando eso ocurrió. La espada, inseparable desde el mango en la mano de Xiao Zhan, temblaba como si estuviera emocionada. La empuñadora se sentía cálida en su palma apretada, y a pesar de la sorpresa, Zhan no quería dejarla ir tampoco.

Sus venas también se sentían cálidas, como si su sangre quemara dulcemente y un inexplicable poder se ciñera a ellas. Lo había sentido antes, él había sentido esto antes. Una fuerza nacida del trabajo duro, concentrada en un huevo muy cerca de su corazón.

Yibo miró esto en silencio un momento y luego acercó su mano hacia la muñeca de Zhan, tocando con dos dedos sobre una arteria vital en la parte interna de ella. Sintió un momento y se sorprendió, mirando luego el rostro de su amado, el cual mantenía su mirada fija en la espada en su mano. Yibo abrió la boca, pero la cerró al segundo, soltando esa muñeca y sonriendo suavemente.

Zhan lo miró - Yibo, esto...

- Al parecer también te extrañaba - sonrió, llevando su mano hacia la que sostenía la espada, bajándola y envolviendo el puño con su palma - Ella era tu fiel compañera incluso antes de conocernos. XueHuang, era tu espada, Zhan-Ge.

- ¿Mi espada? - miró la hoja y deslizó su otra mano por su cuerpo con cuidado - XueHuang.- sonrió.

Yibo lo miró y no dijo nada, sacando la vaina del incrustado en la pared.

- ¿Pero, cómo es posible que yo...?

- No importa, hablaremos de eso después. Pídele que se envaine primero.

- ¿Cómo? ¿Solo le hablo?

- Mn, ¿A quién más escucharía si no a ti? Ella es súper rebelde - rió - Desde que la reparé, solo me ha dado problemas.- la espada tembló de nuevo y quiso apuntar a su dirección como amenazándolo.- ¿Lo ves? Tan mañosa.- golpeó la punta con un dedo y la espada volvió a temblar.

Zhan miró la escena y sonrió divertido. Habló suavemente hacia XueHuang - Vamos, no seas así con él después de cuidarte por tanto tiempo, vuelve a tu vaina. 

La espada se iluminó y se separó, envainándose por si misma. La acción fue tan natural, que evocó un recuerdo lejano en Yibo, haciéndolo conmoverse. Le entregó la espada envainada a Zhan y este la tomó sin pensarlo dos veces de forma inconsciente.

- Mantenla cerca de ti por un tiempo, así se calmará.

- Bien.- lo miró de pies a cabeza y notó que ya estaba limpio.

Yibo vestía en este momento solo una túnica blanca sobre la ropa interior y una túnica negra sobrepuesta sobre sus hombros, dándole un aire relajado. Zhan amaba verlo tan soso, pero aquí no lucia tan infantil como cuando estaban en el mundo humano. Seguía viéndose fuerte, recio y salvaje. Demasiado sexy para el corazón enamorado y nervioso de Xiao Zhan.

Yibo tomó su mano libre y sonrió - Ven, vamos a la mesa. Trajeron bocadillos y te daré un poco de té. Debes estar cansado.

- Mn, gracias - dijo avergonzado.

Los dos se movieron hacia la sala principal, tomando asiento en la pequeña mesa en donde ya habían dispuesto bandejas de oro con postres y la pequeña tetera estaba humeando. Yibo miró a Zhan mientras se sentaba.

Este último movió las mangas largas de su túnica con llaneza y tomó asiento de manera apropiada, dejando a XueHuang sobre sus piernas. Las mangas purpuras extendidas en la alfombra del suelo con elegancia y sus manos delgadas sobre la vaina, la espalda recta y sus facciones suaves y cálidas. Yibo sintió que su corazón se estaba derritiendo dentro de su pecho.

¿Qué tal si reescribimos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora