Adiós, Airén.

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[ Capítulo 53. ]




La luz fue tan cegadora que todos estaban aturdidos y muchos sangraron por su Qiqiaos, cayendo muertos o aturdidos, sobre todo, los cultivadores cercanos a la plataforma de castigos del clan Xiao, la cual, se rompió por completo en mil pedazos.

Nadie alcanzó a reaccionar, sobre todo Xiao FengLing que fue atacado de repente por XueHuang, soltándola en el último momento, cuando estocó su brazo e iba por su cuello. Tuvo que dar varios pasos hacia atrás para poder salir de su alcance feroz, mirando entre sorprendido y enojado al hombre de blanco que tomó la vaina de XueHuang después de atacarlo.

- ¡Xiao Zhan! - gruñó, pero el nombrado ni siquiera le dio una mirada.

El rostro de Zhan estaba pálido y descolocado, arrodillándose en el suelo y tomando con cuidado el cuerpo de su amado. Temblaba.

- Y-Yibo... - su labio se removió y las lágrimas cayeron - N-No... Airén, despierta - acarició su mejilla suavemente y su otra mano soltó a su espada para colocarla sobre la herida de la escama que no paraba de sangrar - No me dejes - suplicó y presionó su frente con la del demonio - Airén, por favor, vuelve - sollozó.

- ¡Tú...! - gritó FengLing, apuntándolo con su brazo bueno - ¡Discípulo inmoral! ¡Aléjate de ese hombre!

- ¡Cierra la boca! - gritó Zhan y XueHuang salió rauda a atacarlo, costándole al anciano seguirle el ritmo.

Todos estaban tan impresionados que no pudieron hablar ni ayudar, la mitad de ellos había sido asesinado por esa monstruosa energía espiritual. Xiao Zhan había roto una barrera junto a las cadenas de prohibición solo con su núcleo, ¡Eso nunca había sido visto antes!

- ¡¿No podías quedarte quieto?! ¡Eres una vergüenza! Matando así a miles de hombres por una obsesión, eres... ¡Incorregible!

- ¡Y tú eres un asesino! - los ojos de Zhan estaban rojos mientras le miraba, sosteniendo la cabeza de su amado en las rodillas con mucha ternura y protección. Tenía que salir de ahí y hacer algo, no podía dejar morir a Yibo, tenía que idear una forma de romper este asedio - ¡Jamás me quedaré quieto mientras lastimas a la persona que amo! - XueHuang fue mucho más violenta y rápida.

- ¡Xiao Zhan! - siguió gruñendo, retirando su espada.

Zhan hizo lo mismo, pero manteniéndose atento. Buscando en su mente una idea para salir de la montaña mientras retaba con la mirada a su maestro. La verdad era que estaba quedándose sin poder espiritual, estaba cansado y confuso, le dolía el cuerpo y la mente, además, estaba desesperado, muy preocupado de que realmente Yibo estuviera muerto, de todos modos, no estaba respirando. ¡Tenía que salir de ahí!

- Xiao Zhan, él ya está muerto.

- ¡Cállate!

- Realmente, tú... - sacudió su manga y una vena en su cuello se elevó - Traté de salvarte, de traerte de regreso al camino que te corresponde, pero estás negado, ¡Cegado por esa obsesión tuya! ¡Bien! Si quieres morir con él, ¡Adelante! - miró a los cultivadores que quedaban - ¡Escúchenme todo, terminemos con esto y mátenlos a los dos!

Muchos discípulos se sentían aterrados de eso, unos por el gran poder que había mostrado tener Xiao Zhan y otros por el cariño que le tenían, pero aun así se pusieron en formación. 

- Xiao Zhan, tú realmente... me has decepcionado.

- Tú también me has decepcionado a mí, Shizun - dijo con amargura.

¿Qué tal si reescribimos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora