Capítulo 1

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Taehyung se encontraba sentado ya casi una hora mirando la partitura que tenía en frente, sus manos sudaban, su respiración era irregular y aún con los ojos cristalizados no salía ningún sonido de sus labios.

La puerta del salón de clases sonó, y los ojos del castaño buscaron la causa del ruido.

―Jungkook. ―soltó con asombro, mientras parpadeaba rápido para disimular las lágrimas en sus ojos.

―Tae, ¿terminaste?

―Si, estaba descansando ¿quieres practicar?

―Pensaba en practicar contigo, hace un tiempo que no cantamos juntos. ―sonrió acercándose, al contrario.

Taehyung asustado se levantó rápidamente, tomó la partitura en sus manos y se dirigió hacia la puerta, pasando rápidamente por el lado de Jungkook.

―Olvidé que tengo algo que hacer, me iré primero, adiós Kook. ―soltó casi atropellando sus palabras mientras salía de la clase a toda prisa.

Caminaba los más rápido que podía por los largos pasillos del convento, lágrimas resbalaban por sus mejillas, mientras esperaba que nadie apareciera en su camino.

Mintió cuando dijo que tenía una clase, la verdad era que no podía cantar frente a Jungkook, aunque era lo que más quería, las palabras de IU rebotaban en su cabeza "Cantas horrible, aparte tu voz es muy rara".

Los comentarios negativos nunca lo habían afectado, hasta ahora. Se sentía impotente al haberse dejado influenciar por los comentarios de IU. Y lo peor era que había estado desarrollando una inseguridad al cantar frente a Jungkook.

Jungkook por su parte se sentía frustrado, Taehyung era muy importante para él. Se sentía ignorado, y más porque sabía que el castaño le estaba ocultando algo, se preguntaba el porqué de su repentino alejamiento, en especial al cantar. Jungkook siempre fue feliz cantando con Taehyung.

Cuando llegó al salón de clases, no escuchó la voz del castaño practicando. Con extrañeza se asomó por la puerta, y ahí lo vio, sentado con la partitura en la mesa sin emitir ningún sonido. Quiso interrumpir, pero cuando unas lágrimas aparecieron rodando por las mejillas del pequeño castaño, se quedó solo observándolo y cuestionándose.

¿Qué le pasa? ¿Por qué llora? ¿Debería entrar? no me gusta verlo así....

Se mantuvo ahí, observándolo por unos cinco minutos, cuando por fin decidió entrar. Pero no espero que Taehyung lo evadiera de esa forma, él nunca hacía eso, en todos los años de amistad que tenían nunca lo había evadido.

Taehyung y Jungkook hasta el momento habían sido grandes amigos, el mayor era Jungkook, que tenía 16 y el castaño tenía 15. Los dos vivían en un convento – orfanato, claro que los sucesos de cómo llegaron ahí eran diferentes para ambos chicos.

Por un lado, estaba Jungkook, que fue uno de los tantos niños que las hermanas del convento acogieron siendo este un bebé. Ellas se encargaron de criarlo, educarlo y darle lo más cercano a un hogar cómo a los demás que vivián ahí.

Por otra parte, Taehyung llegó al convento cuando tenía ocho años. Su familia había tenido un aparatoso accidente donde todos murieron y por elección cruel del destino, él fue el único sobreviviente, al no tener ningún otro familiar para cuidarlo, las autoridades lo dejaron en el único orfanato que existía en la ciudad de Houten.

La vida de ambos transcurrió relativamente normal. Crecieron entre la escuela, misas, deberes y el canto. Lo último fue lo que los unió más, Jungkook y Taehyung amaban cantar juntos y desde muy pequeños tuvieron cultura musical frente a ellos. La música era su forma de expresar lo que sentían, aunque últimamente extraños y nuevos sentimientos acababan de aparecer para los dos inexpertos adolescentes.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora