Capítulo 37

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Jungkook tomó por segunda vez esos labios, mientras su lengua se abría paso en la cavidad bucal del castaño, tocó el paladar en forma de círculos y se separó.

―Promételo. ―dijo hacia el castaño. ―Promete que no volverás a desaparecer, no soportaría perderte de nuevo Taehyung.

Taehyung sintió la culpa recorre su espina dorsal y sin pensarlo dos veces abrazó al pelinegro. ―Lo prometo Kookie, me quedaré a tu lado para siempre. ―soltó en medio del abrazo.

Jungkook apretó sus brazos con más fuerza y dejó ir al castaño que desapareció tras pasar la puerta.

En el camino de regreso a su casa se sentía más tranquilo, pero ahora lo que le molestaba era la intriga que le provocaba saber quién era ese chico, porque conocía a Taehyung. Aunque tenía muchas dudas en mente había algo de lo que si estaba seguro, ese chico gustaba de Taehyung, cualquiera que lo viera se daría cuenta de ello.

Las horas pasaron pronto y Jungkook se encontraba en la cafetería ayudando en la cocina, su lugar era en la barra, pero muchas veces ayudaba en la cocina porque su habilidad en la repostería era impresionante.

Esa noche mientras amasaba la mezcla que necesitaban para unos panes dulces su compañero Mark entró eufórico a la cocina.

―No puedo creer que haya vuelto. ―dijo Mark para sí mismo.

―¿Quién volvió? ¿el jefe? ―cuestionó Jungkook, aun trabajando con la masa.

―No Jeon, hablo de otra persona. ―respondió mientras secaba los trates. ―Espero que la persona que este con él, no sea su novio.

Jungkook lo miró confundido, a veces Mark era demasiado extraño.

―No me mires así, termina de amasar y te mostraré a quien me refiero. ―dijo Mark saliendo de la cocina.

Jungkook continuó con su trabajo, tomó la masa, la colocó en un gran bowl, la cubrió con papel fill y la guardó en la refrigeradora. para ese entonces Mark había regresado a la cocina con la orden.

―Al parecer le gusta tu postre de manzana. ―dijo Mark al pelinegro. ―Bien, una porción de postre de manzana, una hamburguesa de la casa, un té de naranja y una botella de vino.

Jungkook comenzó a realizar los pedidos, concentrándose en el postre de manzana y el té de naranja.

―Dos malditas copas y un vino. ―dijo Mark, mientras preparaba la hamburguesa. ―Tenía la esperanza de que estuviera soltero.

―Sabes que si no me das contexto no entiendo nada ¿cierto? ―respondió Jungkook.

―Sí si, ya voy ¿recuerdas el día que pedí una porción de postre de manzana que fuera generosa? ―el pelinegro asintió. ―Bien, era para un hermoso chico, cuando lo vi sentí que era totalmente mi tipo, alto, delgado, con unos lindos rizos cayendo por su frente. ―suspiró. ―En fin, esperé a que volviera, pero nunca lo hizo hasta hoy.

―Entonces debes estar feliz por verlo.

―Claro que estoy feliz de verlo de nuevo, pero no está solo un chico está con él. Tenía la esperanza de que sean simplemente amigos, pero pidieron dos copas de vino, eso lo dice todo.

―No te sentí tan sentimental antes. ―respondió el pelinegro. ―Ni siquiera lo conocías.

―Es que si lo vieras me entenderías, vamos sal a fuera y ve en la mesa del medio. ―dijo Mark haciendo que el pelinegro se encaminara hacia la barra, cuando sus pasos salieron de la cocina sus ojos se abrieron en grande, esa canción que sonaba en la cafetería era la canción de aquella noche donde comenzó todo.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora