Capítulo 47

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Yoongi no sabía que parte de su cuerpo le dolía más, si el estómago, las costillas, el rostro o la espalda, pero todos esos dolores pasaron a un segundo plano cuando escuchó unos golpes en su puerta. 

Sin hacer ruido se levantó del sofá y caminó sigilosamente hasta la puerta, cuando volvió a sentir golpes contra la estructura de madera. De seguro era algún matón que buscaba atormentarlo de nuevo, como si lo de hace algunas horas no hubiera sido suficiente, pero ¿qué debía hacer? si salía de seguro lo volverían a golpear y era más que obvio que no podría hacer nada al respecto, pero si se quedaba dentro cabía la posibilidad que tumbaran la puerta. 

Un montón de ideas pasaron por la cabeza de Yoongi en solo segundos, una idea peor que otra porque en todos los posibles escenarios él siempre terminaba peor de lo que en ese momento estaba. 

―Yoongi soy yo,,, Jimin. ―exclamó con voz tímida, haciendo que todos los escenarios imaginarios en el cerebro de Yoongi se alejaran. 

Sin dudarlo dos veces abrió la puerta. A penas Jimin vio a Yoongi sintió un gran alivio y sonrió en respuesta. 

―Estás bien. ―exclamó. ―Bueno no tan bien, pero al menos estás consciente. 

―¿Qué haces aquí? Ya es tarde y este barrio es algo peligroso.

―Pensé que podía ayudar. ―respondió levantando una bolsa blanca. ―Primero curaremos tus heridas y después comeremos. ―agregó y se adentró en la casa. 

Yoongi se quedó quieto viendo las acciones del rubio. 

―¿No vas a cerrar la puerta? ―cuestionó Jimin al ver a Yoongi sin seguirlo y esperando con la puerta abierta. 

Yoongi simplemente cerró la puerta y siguió al rubio hasta la sala. 

―Deberíamos limpiar las heridas abiertas. ―explicaba mientras sacaba de la bolsa unas vendas o curitas, estaba confuso, estaba detrás del rubio viendo como preparaba todo para curarlo, claro que su corazón saltaba de emoción por verlo de nuevo, pero le había dicho claramente a ese chico que no se metiera en sus asuntos, y al parecer él no entendía. Sabía que tenía que volver a dejarle las cosas en claro, porque de lo contrario quien no se podría alejar de ese lindo rubio sería él. 

―Basta. ―dijo en alto haciendo que Jimin volteara y lo encarara. ―Ya te dije que no te aparezcas, creí que había quedado claro que no te quiero cerca, será mejor que te vayas. 

Jimin lo miró con extrañeza, pero acercándose al chico soltó. ―¿Quién eres tú para darme órdenes? Yo estoy donde quiero estar. 

Yoongi sintió la comisura de sus labios extender ligeramente, definitivamente ese chico iba a ser su perdición. ―Claro que puedes estar donde quieras, pero deberías asegurarte primero si la otra persona quiere estar en el mismo lugar contigo. 

Jimin sonrió. ―Estoy seguro de que te mueres por estar conmigo. ―soltó sorprendiendo a Yoongi. ―Mejor siéntate en el sofá, si cooperas me iré rápido. 

Yoongi no respondió más y obedeció al lindo rubio. 

Jimin se sentó a su lado y con cuidado tomó con el algodón un poco de medicina y comenzó a tratar las heridas abiertas que tenía Yoongi en el rostro, miró con lástima los grandes hematomas en los pómulos, la ceja izquierda tenía rastros de sangre seca y los labios se encontraban partidos de ambos lados, todo ese desastre frente a él lo hacía sentir culpable. 

Si tan solo hubiera hecho algo al respecto, pensó. 

―Pensé que ya no te volvería a ver. ―dijo de repente Yoongi, haciendo que el rubio saliera de sus pensamientos y prestara atención a la cercanía del rostro contrario, guardo una sonrisa para si mismo al darse cuenta que a pesar de estar golpeado Yoongi le seguía pareciendo atractivo. 

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora