Capítulo 44

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Jimin abrió sus ojos, estaba acostado en el viejo sofá, miró hacia arriba y su consciencia llegó con un baldaso de agua fría, los flashbacks aparecieron en su mente uno detrás de otro. Recordaba el edificio abandonado, al chico que le quería robar, los reclamos que sacó el alcohol, y al final aparecieron vagos recuerdos de él caminando y de pronto besando al otro chico. Con ese último recuerdo cerró sus ojos fuertemente y volteó hacia la izquierda.

—Mierda. —susurró al encontrarse con el rostro de Yoongi. —No, no, por favor. —susurró de nuevo y miró debajo de la manta que los cubría. Desnudo, estaba desnudo y eso solo podía significar una cosa. —Maldita sea, ¿qué pasa contigo Jimin? ―susurró para sí mismo. 

―¿Ya estás despierto? ―exclamó Yoongi, haciendo que Jimin se paralizara.

―Sí? ―respondió inseguro y en tono bajo, mientras se tapaba el rostro con la manta. 

De pronto unos golpes insistentes en la puerta alarmaron a los chicos. 

―Quédate aquí. ―exclamó Yoongi y se levantó del sillón, se cambió rápidamente y salio fuera de la casa. 

Jimin sentía que esa era su oportunidad, se levantó y comenzó a buscar su ropa, se cambió y se acercó a la puerta, la abrió solo un poco y escuchó un nombre que hizo que abriera sus ojos en sorpresa y se quedara oculto con la oreja pegada a esa rendija para poder escuchar mejor.  

―Deja de perder el tiempo y enfócate en encontrar a Johannes. ―exclamaba el rubio. ―Dudo que le consigas un reemplazo a menos que quieras reemplazarlo tú. 

―Deja de decir tonterías. 

―Entonces deja de actuar como un tonto, sabes que ese mocoso rico es tu única salida, no encontrarás otra manera de salvarte del jefe. 

―Solo necesito encontrar dinero y pagarle, ya encontraré la forma...

El rubio comenzó a reír. ―Por favor, ¿de verdad piensas que con pagarle todo te deje libre? La única razón por la que no te ha tocado es porque tu perseverancia le parece divertida. 

―Entonces que se siga divirtiendo, él y yo tenemos un trato, por eso es mejor que disfrute todo lo que quiera porque será la ultima vez que lo haga. ―afirmó y se adentró en la casa, impactando con el rubio que escuchaba su conversación, después de cerrar la puerta se volteó para ayudarlo.

―¿Estás bien? ―exclamó al ver al chico tendido en el suelo. ―Ven. ―agregó extendiéndole la mano. 

―¿Quién era él? ―cuestionó Jimin, mientras limpiaba su ropa. 

―Él no debe de importarte. ―respondio Yoongi y se caminó hacia el sillón. 

Jimin no volvió a insistir, sabía que estaba en una posición peligrosa, pero necesitaba más información si quería informar al señor Arschloc. Sus oídos no habían escuchado mal, estaba seguro que había escuchado el nombre de Johannes y la descripción de este como un niño millonario, eran demasiadas coincidencias. 

―¿Quieres ir a desayunar? ―cuestionó de pronto y se sentó en el sillón junto a Yoongi. ―Me dejaste pasar la noche en tu casa, es lo mínimo que puedo hacer. ―agregó. 

Yoongi miró al chico, su cabello estaba revuelto, pero lo hacía ver adorable. ―Deberías peinarte primero. 

Jimin se tocó su cabello en reflejo. ―¿Tan mal me veo? ―exclamó mientras se peinaban con los dedos. 

Yoongi se acercó al chico y comenzó a peinar sus cabellos. ―¿Mal? pero si eres hermoso. ―agregó y miró al rubio a los ojos.

Jimin sintió sus mejillas arder y se levantó rápidamente del sillón. ―Deberíamos irnos de una vez.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora