Capítulo 38

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Después de dejar el lujoso auto del castaño en el garaje del edificio de Jungkook ambos se dirigieron a la entrada principal.

-Fray Pacho me consiguió este lugar y también me ayudó con el trabajo. -dijo el pelinegro hacia el castaño al llegar a la puerta del edificio.

-¿Me lo muestras? Quiero conocer el lugar donde vive mi Kookie. -respondió el castaño.

Jungkook sonrió y con un nerviosismo bien disimulado tomó la mano de Taehyung entrelazándola con la suya bajo la atenta mirada de dulzura que le daba el castaño. ―Vamos mi Taetae. -respondió entrando al edificio.

Ambos unidos por esa emoción que les causaba la conexión en su agarre de manos subieron hasta el tercer piso, pronto se encontraron fuera de la puerta del pequeño departamento del pelinegro. Jungkook abrió la puerta y después de encender las luces ambos chicos ingresaron.

-El primer día que llegue fray y yo nos encargamos de limpiarlo. -explicó el pelinegro mientras encaminaba al castaño hacia el sofá. -Iré a cambiarme ¿quieres té?

Taehyung asintió y vio como el pelinegro se acercaba a esa pequeña cocina que estaba a solo unos cuantos pasos de la sala, observó al pelinegro hasta el momento en que se perdió en ese corto pasillo donde suponía estaba su cuarto. Miró con detalle el ambiente a su alrededor, todo se veía bastante sencillo, ordenado y muy limpio.

Jungkook entró a su cuarto, se colocó el pijama y le dio un vistazo a las pequeñas fotos que lo habían acompañado en esos momentos difíciles. Sentándose en la cama tomó la foto del festival, esa que se tomaron después de dar su primer beso, miró como Taehyung tenía las mejillas sonrojadas y una sonrisa que, aunque no mostrara sus dientes podía sentir la felicidad emanar de esas extendidas comisuras.

Sonrió como un tonto al darse cuenta que esas fotos no le hacían justicia a la hermosura que lo espera en su pequeña sala, colocando la foto en la mesa de noche se levantó y regresó donde el castaño que al verlo de vuelta sonrió.

-Tengo el té de naranja que tanto te gusta. -dijo Jungkook, mientras servía el té para ambos. Después de tener las dos tazas listas se acercó con ellas en manos hasta donde el castaño.

-Gracias Kookie. -dijo Taehyung al recibir una de las tazas, mientras el pelinegro se acomodaba a su lado.

El ambiente se sentía tenso, claro que el reencuentro había sido un espacio emotivo en sus vidas, pero había llegado el momento incómodo de afrontar la verdad, esa dura verdad que habían estado evitando desde la primera vez que se volvieron a ver, podían sentirlo cuando cruzaban miradas.

-Supongo que ha llegado el momento. -dijo Taehyung después de dar un sorbo a su té mientras evitaba la mirada del pelinegro. -Yo te he extrañado mucho Jungkook... -comenzó. -La verdad no sé cómo comenzar, tengo tanto que contarte, pero mis palabras se quedan cortas. -susurró.

Para Jungkook también era difícil, había mucho que aclarar y a pesar de que ambos habían esperado ese momento en donde sabrían como habían estado, que habían hecho, el comienzo se sentía tenso y nostálgico.

-Yo también. -dijo el pelinegro. -Yo también te extrañado como un loco todo este tiempo Taehyung. -completó haciendo que el castaño lo encarara, mostrando ese semblante vulnerable que no había visto desde hace tanto tiempo junto con esos ojitos marrones cristalizados. -Cuando te vi por primera vez pensé que eras un ángel. -dijo mientras dejaba una caricia en el rostro de Taehyung. -Y años después sigo pensando que lo eres, no me gusta verte llorar amor.

Taehyung sintió su cuerpo estremecer ante la forma como había sido llamado, segundos después sintió las lágrimas escapar de sus ojos y correr por sus mejillas. -Lo siento. -dijo apresurado mientras limpiaba las gotas saladas con su manga.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora