Capítulo 27

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Después que Arschloch hablará con padre, subió a la habitación donde se estaba quedando. Al entrar se dirigió a la pequeña sala y se sentó, su mente trabajaba tratando de encontrar la mejor forma de decirle a su sobrino el por qué se lo estaba llevando. Pero, aunque inventara nuevas formas para explicar toda la situación, ninguna sonaba lo suficientemente buena como para explicar la rapidez de sus acciones.

Al final decidió que el problema no estaba en la forma en que lo explicaría, porque en todos los escenarios imaginarios posibles llegaban al mismo final, un chico exaltado con mucha información que procesar. Solo debería concentrarse en la forma de calmar al muchacho, tomó su celular y llamó a Robert.

―¿Señor? ¿qué necesita? ―exclamó Robert al otro lado de la línea.

―Una enfermera. ―respondió.

―¿Perdón? ¿una enfermera?

―Sí, necesitaré una enfermera en el avión mañana por si el chico necesita calmarse.

―Entiendo, no se preocupe tendrá a la enfermera en el avión.

Con esa última línea la llamada se cortó, todo estaba cubierto por si algo sucedía, ahora solo necesitaba esperar a que amaneciera para empezar un nuevo ciclo en su vida.

La luz atravesaba la ventana, Taehyung abrió sus ojos cuando sintió que luz era demasiado fuerte, sus ojos mirando el techo de la habitación y los latidos del pecho de Jungkook donde reposaba su cabeza.

―¿Despertaste? ―susurró Jungkook.

―Sí, siento que dormí mucho. ―respondió.

―Debe ser por lo cansados que llegamos, ¿qué hora será?

Taehyung levantó su cabeza y miró hacia el reloj que colgaba en la pared.

―Ya casi son las nueve de la mañana, seguro nos dejaron dormir por lo de ayer.

Jungkook bostezó. ―Deberíamos ir a comer.

Taehyung asintió, con intenciones de levantarse de la cama, pero unos brazos lo detuvieron. ―¿A dónde crees que vas? ¿no se te olvida algo?―dijo Jungkook.

Taehyung sonrió y acercó su rostro hacia Jungkook, dejando un tierno beso en sus labios. ―Ahora si vamos a comer Kookie. ―dijo, pero Jungkook no lo soltó.

―Aún no estoy conforme amor. ―respondió, volviendo a unir sus labios empezando un beso cálido, sintiendo la fricción de sus labios mientras los colores se les subían al rostro, pronto no solo fue un simple roce porque su lenguas empezaron a juguetear entre ellas, y cuando por fin sintieron que el aliento les faltaba se separaron.

―Ahora si vamos. ―dijo Jungkook.

Ambos se levantaron y aún en pijamas fueron en dirección alcomedor. Al entrar lo únicos eran ellos, tomaron una bandeja para que les sirvieran sus desayunos y se sentaron a comer.

―Hoy es domingo, de seguro la mayoría debe estar en misa.―dijo Jungkook.

―Es cierto, deberíamos asistir a la misa de la tarde. ―el pelinegro asintió.

―Ya que tenemos el día libre, quiero escuchar otro caset más, ¿después de comer?

―¿Y fray Dante?

―Estará ocupado todo el día, no nos descubrirá tranquilo.―respondió.

Pronto ambos terminaron sus desayunos y cuando estaban saliendo del comedor fray Pacho se acercó a ellos.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora