Capítulo 22

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Acostados en la cama, la pareja se abrazaba como cada noche. Pero Jungkook no podía dormir, se sentía bastante intranquilo. Tenía miedo, mucho miedo de que Eliza los descubriera, miedo de separarse de Taehyung.

―Kookie ¿no puedes dormir? ―susurró el castaño.

Jungkook dirigió sus ojos a la cabeza que reposaba en su pecho. ―No te preocupes amor, ya me dará sueño. ―respondió, dejando un pequeño beso los cabellos castaños.

―Si quieres podemos ir a escuchar música.

―Eso me tranquilizaría, pero tú ya estás con sueño y no quiero que tengas frío.

Taehyung levantó su cabeza hacia el pelinegro. ―Vamos Kookie, hace días que quiero ir, pero al parecer tú no quieres.

―No eso Tae, es solo que tengo miedo de que alguien nos vea, y mucho peor si ese alguien es ella.

―Seremos muy cuidadosos, ¿sí?

Jungkook sonrió. ―Pero si te quejas sobre que tienes frío, regresamos de inmediato.

―No escucharás ninguna queja Kookie. ―dijo levantándose de la cama.

Ambos chicos comenzaron a alistarse, se colocaron sus zapatos y tomaron la gran manta de la cama. Ya listos, en la oscuridad de la noche, salieron hacia la sala de música.

Jungkook tomaba de la mano al castaño, mientras Taehyung llevaba la gran manta bajo su brazo. Pasaron el gran pasillo de los dormitorios, llegando a la escalera, subieron con calma hasta llegar al segundo piso. La puerta de la sala de música estaba abierta como siempre, empujaron la puerta cuidando de que las bisagras no hicieran ruido, ya dentro pusieron el seguro y prendieron la luz.

―Hace tiempo no venimos. ―exclamó el castaño, caminando hacia la radio, que estaba en el escritorio.

―Deberíamos apagar las luces. ―dijo el pelinegro. ―Pero primero siéntate.

Taehyung tomó asiento en una de las sillas, dejando la manta a lado, y poniendo la radio en su regazo. Jungkook apagó las luces y con calma recorrió el camino hasta Taehyung. Se sentó y el castaño puso la radio en el regazo de Jungkook, mientras desdoblaba la gran manta para cubrirlos.

Jungkook revisó la entrada de casetes, su caset seguía ahí, apretó el botón de reproducción y pronto la música sonó. El castaño cubrió sus cuerpos con la gran manta y se acercó al pelinegro, posicionando su cabeza en el hombro contrario, mientras Jungkook colocaba la radio a un lado.

Las suaves melodías hicieron que la calma regresará al pelinegro, pronto solo se concentró en el espacio con Taehyung y la música.

―Ves que necesitabas esto. ―susurró el castaño.

―Gracias amor. ―susurró de vuelta, mientras pasaba su brazo por los hombros del Taehyung. ―Deberías acercarte, no quiero que te congeles.

La canción siguió su curso, a diferencia de las anteriores veces, la canción se sentía diferente. Los acordes, el compás, la letra, era como si fuera dedicado a alguien en específico.

―Ya no te preocupes por ella Kookie. ―dijo de repente. ―Hace una semana que no duermes bien por eso, no me gusta verte así. Se que tienes miedo, porque yo también lo siento, pero cuando estoy a tu lado, siento que puedo contra todo y todos Kookie.

Jungkook escuchó sorprendido. ―Perdón amor, no sabía que te estaba afectando a ti también.

―No es eso Kookie, tú dijiste que te cuente todo, pero tú no lo haces. Yo también quiero saber que te pasa, quiero que me cuentes si estás triste, siento que estás sobre pensando demasiado.

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora