Capítulo 49

5 1 0
                                    

Dicen que todos somos iguales ante los ojos de ese ser superior llamado Dios, pero a parte de todas las diferencias visibles al ojo humano hay detalles que se nos escapan, como las experiencias. Las diferentes escenas vividas son la diferencia más grande entre los mortales, todos tenemos nuestra cruz, esa que cargamos pero al parecer se hace invisible ante los demás.

A pesar de que los años habían pasado, la cruz de Arschloch parecía volverse más pesada en ese momento, los recuerdos de ese amor en la juventud estaban haciendo presión. La nostalgia llegó como una cascada de escenas pasadas, todo se sentía tan real como si nunca hubiera pasado el tiempo.

<<Después de la acalorada conversación, ambos muchachos se miraron con los ojos llorosos, aún sentados en ese pequeño sofá, ninguno quería dar su brazo a torcer.

―No me voy a ir, y lo sabes. ―dijo Arschloch negando con la cabeza y tomando las manos de Hoseok. ―Sé que es egoísta, y la verdad quiero ser egoísta.

―¿Y quieres hacerme parte de ese egoísmo? ―cuestionó Hoseok con un par de lágrimas rodando por sus mejillas. ―Quizá tú quieras ser egoísta, pero yo no quiero ser la causa, no quiero tener nada que ver con ese egoísmo.

Arschloch miró el rostro que tenía en frente, se sentía culpable por ser el causante de las lagrimas de Hoseok, con ternura dirigió sus manos al rostro contrario y con sus pulgares limpió los rastros del líquido salado.

―No llores, sabes que ...

―Por favor, por favor, déjame. ―suplicó Hoseok, alejando esas manos de su rostro. ―No quiero. ―sollozó. ―No quiero quitarle su hermano mayor a nadie, por favor. ―susurró y miró con súplica a Arschloch.

―¿Por qué? ¿Por qué sigues huyendo de mí? ―cuestionó.

Hoseok lo miró a los ojos. ―Porque sé lo que es estar solo, porque yo he estado luchando solo todo este tiempo y no quiero que tu hermano pase por lo mismo y menos aún si yo soy la causa por la que se está quedando solo.

Entonces Arschloch lo entendió, pero esa no era razón suficiente para querer terminar lo que hace unas horas recién comenzaba. ―No lo haré, no lo dejaré solo. Prometo no dejarlo solo, pero para eso no es necesario terminar lo nuestro.

―¿Qué?

Arschloch volvió a tomar sus manos. ―Eso, yo siempre estaré pendiente de mi hermano, aunque no este en casa, te mantendré siempre informado. Pero. ―se calló unos segundos. ―No termines conmigo.

Hoseok lo miró con asombro, de verdad era listo. ―¿Te vas a quedar? Si es así, tendremos que traer una manta extra, la noche será fría. ―dijo y se levantó del sofá.

Arschloch no entendía lo que estaba pasando, ¿todo estaba bien? Con dudas miraba como Hoseok agregaba una gran manta más a la cama que estaba a pocos metros del sofá. Cuando estuvo lista volteó hacia Arschloch.

―Ha sido un día largo, ven. ―exclamó haciendo que Arschloch lo mirara confundido y simplemente se acercara a la cama. ―Acomódate, apagaré las luces.

Cuando el cuarto se quedó en total oscuridad Arschloch se sintió aún más intranquilo. ―¿Dónde estás?

Hoseok se acercó a la cama y se sentó. ―No va ser tan fácil Arschie. ―suspiró. ―Yo nunca he tenido a nadie, ese calor familiar del que todos hablan no lo he sentido.

―No te estoy pidiendo que sea perfecto, solo déjame amarte, déjame estar cerca de ti.

Hoseok sintió un nudo en la garganta, nunca nadie había suplicado estar cerca de él, por el contrario, en el pasado siempre se recordaba como ese pequeño niño del que todos se alejaban y nunca entendió el por qué, quizá eran sus zapatos con agujeros o el fétido olor que desprendía su ropa, pero no era su culpa vivir en ese basurero.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA LIBERTAD DEL ALMA - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora