Capítulo 20

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Los días pasaban. Taehyung fue a la casa cada maldito día. Lo esperaba desde temprano hasta el anochecer. Pero Jungkook y Jimin seguían sin aparecer.

¿Cuánto tiempo más tendría que esperar?

El pequeño Taehyung deseaba con fuerzas la llegada del pelinegro, para poder pasar la navidad juntos, su cumpleaños y el año nuevo. Pero no sería así, ¿cierto?. De todas formas él no dejaría de ir a aquella casa para esperarlo. Jungkook podría llegar cualquier día, en cualquier momento, a cualquier hora.

Y así fue. Pasaron los días, y él no dejó de ir, aunque poco a poco sus esperanzas se iban yendo. En lo más profundo de él, quería seguir creyendo que él iba a volver.

Pasó navidad. Una navidad fría, solitaria y vacía. No comprendía por qué se sentía tan terrible, si tenía a su padre con él, a Cherry y a una nueva compañía. Se sentía egoísta por pensar que solo necesitaba a Jungkook y nada más. Tanto tiempo anhelando y deseando volver a ver a alguien de su familia, pero ahora que tenía a ese alguien, no se sintió como él creyó que se sentiría. Sin Jungkook, todo era más frío, nada era igual.

Cinco días después. 30 de diciembre del 2034. Era de madrugada. El reloj marcaba justo las doce en punto. Si, Jungkook le había dado el reloj de mano que le quitó al pequeño Charlie.

Taehyung se encontraba parado en el balcón de la habitación. El frío soplaba, pequeños copos de nieve caían sobre su nariz fría y roja. En la mano izquierda cargaba a su oso de peluche, y en la derecha una pistola. Observó el arma fijamente, sintiendo su estómago resolverse ante la extraña y horrible sensación que lo penetró solo con el pensamiento de poner esa arma en su cien y presionar el gatillo.

—Felíz cumpleaños a mi... —y así fue, colocó el arma rosando su cien.

Su mano comenzó a temblar, sus ojos se llenaron de lágrimas tan pronto como lo esperó, sintiendo unas fuertes ganas de vomitar en ese momento.

—¿En qué demonios estoy pensando? —se cuestionó a sí mismo, finalmente bajando el arma y volviendo a llevar su vista al oso de peluche —. No seas cobarde, Taehyung. Ya no eres más esa persona... Él prometió volver, y yo prometí esperarlo. Le prometí que me mantendría con vida. Deja de pensar en cosas tan estúpidas como esta.

Secó las lágrimas y entró a la habitación. Se acostó en la cama y cerró los ojos obligándose a dormir. Solo era una mala noche, como todas las demás que pasó sin Jungkook a su lado.

Al día siguiente, bajó desganado. Las últimas semanas habían sido así.

—¡Taehyung! —lo llamó su padre desde la cocina —. Ven acá, mi muchacho.

El castaño se acercó a él, con su mirada apagada y sus ojos hinchados por haber estado llorando casi toda la noche. El peor cumpleaños de toda su vida. Y seguramente los siguientes serían igual.

—Felíz cumpleaños, hijo mío —sonrió, le removió los rizos castaños y desordenados —.¿Por qué tienes esa cara? Animate, hoy es un día especial.

—No tiene nada de especial.

—¿Hm? —frunció las cejas y ladeo la cabeza —. Toma esto —le dio una lata de atún. Ese que tanto le gustaba.

—¿Atún? —miró a su progenitor con sus enormes ojos de cachorro —. Gracias, papá.

Pasó un mes después. Ya estaban en febrero del 2035. Dejó de ir a aquella casa todos los días, ahora solo iba dos o tres veces por semana. Cherry, su padre y él, comenzaron a poner en marcha el plan de los muros. Empezaron moviendo algunos autos y camiones grandes, poniéndolos a mitad de las calles para ir bloqueandoles el paso a los caminantes. Fue complicado, ya que la mayoría de los autos ya estaban viejos, otros no tenían llaves y otros ya no tenían combustible. Así que si, esa era la parte más difícil de todo el plan.

Apocalyptic Nightmare | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora