Crisantemo Rojo

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La luz del amanecer apenas estaba siendo notable sobre el horizonte, cuando SeoHyung solo frunció sus cejas al sentir que alguien tomaba su nariz, pero al abrir los ojos, terminó encontrándose con su bebé riéndose porque le había atrapado la nariz con su regordeta mano, sus carcajadas por nada, deberían hacer despertar a las demás criadas de la habitación, por eso SeoHyung trataba de acallarlo, pero Baekhyun se reía por todo y luego se mordía su mano, mirándola con sus bonitos ojos oscuros y brillantes, enmarcados en gruesas pestañas negras.

-Baekhyun ¿crees que es una habitación privada donde dormimos? No debes hacer tanto ruido...- después de escuchar esas palabras, Baekhyun lo miró confundido, pero volvió a reírse y patalear al aire.

SeoHyung tenía una rutina para cada mañana, se alistaba ella, con su uniforme de criada perfectamente ajustado, que le servía como baja después de haber dado a luz a su hijo, apretaba muy bien la cinta de su cintura y después preparaba a Baekhyun. Los Chae eran una familia muy respetable entre los comerciantes del pueblo, su bebe representaba una vergüenza para esas personas, porque era el primer varón de la familia, pero SeoHyung se había negado a que fuera criado como las hijas legitimas de su amo, y también se había negado a que Baekhyun recibiera ese asqueroso apellido.

En consecuencia, Baekhyun era sirviente más que tendría que hacer lo mismo que su madre cuando creciera, entonces recibiría una paga y beneficios, pero por el momento no, SeoHyung tenía que compartir todo con su hijo, no había recibido nada a diferencias de las hijas legitimas del amo Chae, que habían recibido ropas de buena calidad cuando nacieron, una cuna y nodrizas, pero Baekhyun no, SeoHyung incluso tuvo que coserle sus ropas, habían sido hechas con un uniforme viejo de ella, pero había aprendido a coser muy bien y había hecho incluso, unos diminutos zapatos de tela con cintas, para los pies pequeños de su hijo.

De todos modos, no era como si tuviera mucho que compartir con el bebé, todo lo que poseía en ese mundo, era un baúl de madera a los pies de su improvisada cama, la que cada mañana tenía que levantar y guardar dentro del mismo baúl, adentro no había muchas más cosas, quizás solo unas pocas monedas que eran un ahorro, la ropa de Baekhyun y la de SeoHyung, una peineta de madera de poco valor con la que diariamente peinaba su cabello negro y lo podía alzar así en un alto chongo con una cinta a juego con su uniforme.

Su vida en algún momento se había comenzado a sentirse nublada y sin chiste, pero Baekhyun la había hecho más clara y ruidosa.

Se tenía que levantar antes para poder estar lista a tiempo, pero siempre lo lograba, terminaba envolviendo a Baekhyun en un sábana blanca y lo acomodaba colgando detrás de su espalda, no había cambiado a las otras criadas, seguía haciendo los trabajos pesados como todas, con más cuidado que cuando tenía su barriga, pero Baekhyun le daba un toque más a todo.

En temporadas como en la que había nacido Baek, el clima era especialmente frío, sin embargo, obligaban a todas las criadas a hacer las coladas en el lago helado, SeoHyung le hizo un gorrito a la pequeña cabeza de Baekhyun lleno de algodón, lo que lo mantuvo cubierto y sano todo el invierno.

Las otras criadas solo sonreían al ver a Baekhyun tan quietecito mirando todo a su alrededor, mientras su mamá trabajaba arduamente para ambos, balbuceaba mucho, demasiado quizás, pero parecía querer conversar con todas, así que solo le sonreían y le hacían caras tontas mientras lo hacían reír, era un bebé muy risueño y a la hora de la comida, Baekhyun estiraba sus manitas hacía su mamá cuando ella llevaba algo de comida a su boca y gritaba cuando ella se metía los bocados a la boca sin darle importancia.

-Con esa criatura, todo el mundo pensó que te volverías una holgazana.- dijo una las criadas sentada frente a ella, cenando también. –Te íbamos a dar las tareas pequeñas, las que pudieras hacer, pero es como si para ti todo fuera posible.-