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Como si el cielo mismo tuviera un poco de piedad de ellos, Baekhyun miró a lo lejos, cuando ya no aguantaba su cuerpo con frío y empapado, una pequeña casita, no de más de dos habitaciones, con paredes de madera vieja y muy hinchada por el agua y un techo de paja que apenas protegía el interior, pero al señalarla, todos caminaron con él, hasta que pudieron llegar ahí, pero la puerta estaba tan hinchada que no podían abrirla, había tomado reventarla a patadas hasta que notaron un interior semi seco, apenas con espacio suficiente, pero servía, eso era lo importante y por eso, Baekhyun había sido el primero en entrar y ver de qué sitios venía colándose toda el agua, entonces volvió a salir.

Acarreando las hojas que pudo de árboles cercanos, tan grandes como pudo, Baekhyun pudo subir al techo y así poder cubrir lo que faltaba, aunque la lluvia solo empeoraba y cuando terminó, su madre y la señora Oh eran las que le gritaban que ya entrará, que no importaba si se mojaban un poco dentro, pero que ya dejará eso, sin embargo, Baekhyun era terco, mucho, ya deberían saberlo y cuando bajo, el primero en recibirlo con un abrazó, había sido DongYul, que aterrado, escondió el rostro en su vientre, y Baekhyun se sentó con él en una esquina.

Ahora en verdad, lo habían perdido todo, hasta la esperanza.

Yul estaba teniendo pesadillas, eso ya podía verlo y solo estaba acariciando su cabeza, esperando que se tranquilizará, incluso Eun le estaba acariciando la cabeza y todos se estaban mirando las caras, sin saber que decirse.

-No creo que vaya a ser el último enfrentamiento así, creo que deberíamos quedarnos aquí, es en medio de las montañas, en medio de la nada, creo que es mejor que volver a donde hay civilización y las grandes ciudades, es evidente que el señor Park se ha convertido en un enemigo declarado.- dijo su madre y Baekhyun solo había terminado suspirando, asintiendo aterrado por eso. –Creo que es evidente que te buscan a ti también, hijo.-

-Es una pena que tengan que pasar por todo esto por mi causa, pero prometo, que esta será la última vez que escapemos.- dijo Baekhyun, tratando de ser muy sincero con todos, pero sentía que también estaba mintiendo, era una pena y sentía mucha rabia. –Eso espero al menos, esto es tan horrible.- dijo Baekhyun, apretando los dientes porque sentía que iba a llorar, pero no podía, solo sentía un montón de rabia y estaba aferrándose a su pequeño hijo, que había sido una gran ayuda, pero seguro que iba a quedar marcado por todo eso.

-Baekhyun, deja de culparte por las cosas que pasan, agradece que tu hijo se defendió, ¿sabes porque? Porque podría haber sido él al que le faltará algo ahora mismo.- dijo su madre y Baekhyun terminó aferrándose más a su hijo que seguía dormido, seguro por el cansancio físico y mental que había tenido que pasar. –Ya sabes lo que dicen, el placer llega al final de la dificultad y puedes guiar a un caballo e ir a un arroyo, pero no puedes hacer que beba agua por su propia voluntad, y es lo aprendí contigo, así que deja de lamentarte por lo que paso con alguien más y agradece que tu hijo está sano y salvó.-

Baekhyun ya sabía eso, pero siempre era tan duro, así que solo había terminado acurrucándose con su hijo, esperando que el calor de su cuerpo pudiera mantenerlos a salvo toda la noche en el frío, no quería pensar más en nada, quería pensar que todo eso fuera una pesadilla y que pronto solo iba a despertar en el calor de los brazos de su esposo, en una lujosa habitación y escuchando esa voz que lo volvía loco, así que solo cerró sus ojos, esperando eso, pero a la mañana siguiente solo estaba abrazado a su hijo cuando este despertó y termino viendo que estaban en la pequeña cabaña que habían encontrado pero ya no se escuchaba el sonido de la lluvia cayendo sobre sus cabezas ni nada de eso, así que alejándose un poco de su papá, termino saliendo, viendo que todos los demás estaban durmiendo de la misma manera que Baekhyun, sentados, con el respaldo en la pared y apenas descansando, pero cuando Yul empujó la puerta, la luz de un precioso amanecer iluminaba todo el exterior, dejándolo ver lo que era ahora el nuevo hogar, supuso, en especial cuando vio la gran vereda, era una casa en medio de las montañas, rodeada de árboles y con un riachuelo por ahí enfrente, donde corría agua cristalina y limpia, por eso Yul no dijo ni un momento en ir corriendo a beber un poco, juntando sus manos para llevarla así a su boca y también lavo su cara.

Crisantemo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora