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SeHun había visto cosas horribles en la guerra, de verdad terribles, nunca había pensado que el ser humano pudiera ser tan aterrador de verdad, nunca, jamás, así que estaba muy traumado por todo lo que había visto en ese lugar, tantos actos depravados, tanta sangre, se sentía nauseabundo cada que lo recordaba y cada que cerraba sus ojos, podía ver tantos horribles escenarios. Sus compañeros del ejército tampoco eran mejores, en realidad, ellos habían pensado que estaban por encima de todos y de todo, tomando lo que querían, tomando a quien querían, de verdad era asqueroso y SeHun se sentía impotente por no poder hacer nada por esas personas que quedaban quebradas por su camino.

Sin embargo, no podía dejar de ver a LuHan en sus pensamientos, su querido esposo, ¿qué haría si uno de los hombres como tantos a los que había visto tomar a quien querían por su andar, hubiera tocado a su esposo? creía que se habría vuelto loco, pero conforme había regresado a la ciudad y había sido enviado a casa por sus heridas, aunque estaba un poco confundido, porque no creía tener una casa, no desde que había ido a donde habían visto a toda la familia antes, pero había terminado encontrándose con una casa en cenizas, de donde ya hacía tiempo que no quedaba nada, una mujer se lo dijo, unos hombres habían entrado ahí una noche y la habían quemado, de las personas que vivían ahí, no habían escuchado más nada.

Eso lo preocupo demasiado, en verdad mucho porque no podía pensar que esa era una buena señal, así que había terminado avanzando por los pueblos aledaños, esperando que alguien pudiera decirle algo sobre el paradero de su esposo y el resto de personas que quedaban, pero en realidad ya no podía hacer nada, tenía que descansar, estaba demasiado herido y cansado por sus heridas de guerras, así que no podía andar tanto como quisiera y con lo poco de dinero que le habían dado para volver a casa, se estaba quedando a dormir en Posadas de paso, en donde podía dormir y comer, antes de seguir avanzando.

Nadie conocía a LuHan, claro, pero conocían a Baekhyun y esa belleza sublime de la que presumían siempre, así que solo estaba preguntando por él, les contaba del hombre del cabello negro, con una piel pálida, entonces había terminado encontrándose con un hombre, que aseguró que le había comprado un poco de comida a ese chico, porque su sazón era increíble y en esos tiempos, la comida caliente era todo un lujo, pero Baekhyun parecía dárselas casi en las manos, de verdad era una joya aunque dijo que lo vio solo un par de veces, que en realidad, a quien podría encontrar más fácil a uno de sus empleados. SeHun entonces dejo que ese hombre le señalará una casa en las montañas, dijo que la reconocería de inmediato, porque era como la casa de un noble en miniatura, así que SeHun había terminado caminando hasta ese lugar, sin esperar mucho, ya lo habían engañado muchas veces con cosas como esas, diciendo que lo habían visto y que no, así que no tenía mucha fe, menos cuando vio un lugar como ese.

Era una casa preciosa, una casa completamente llena de lujos y vida, tenía pocas habitaciones, pero eran más que suficientes, además de que había un montón de lámparas de papel de color rojo, que simbolizaban como siempre, que ahí vivía un tercer esposo, así que SeHun tenía un poco de fe, pero entonces había terminado acercándose hasta ese lugar, viéndolo lleno de vida, había un montón de personas comiendo, así que supo que ese hombre del pueblo no le había mentido, no del todo al menos, porque de verdad ahí vendían comida, vendían mucho y era un negocio en verdad prospero, incluso vio lo que pocos negocios podían darse oportunidad de pagar, había dos chicas con ropa similar, una falda tradicional azul, y la parte de arriba de su hanbok era blanco , con una cinta negra, como para ser identificadas por los clientes para que las llamarán y les llevarán más licor, más comida, más dulces, en realidad, aunque estaba anocheciendo, estaban vendiendo mucho y SeHun estaba sorprendido por la abundancia de ese lugar, estaría más que feliz de saber que LuHan estaba en un lugar como ese, que parecía, en apariencia al menos, bastante decente.

Crisantemo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora