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SeoHyung miraba a los hijos de la familia Lee, correr por la playa, ellos se reían y mojaban sus pies cuando la marea subía hasta ellos, todo mientras sostenía al más pequeño de la familia, de poco más de un año, que estaba de pie a su lado, tomándola de la mano, arrugando sus deditos mientras sentía la extraña sensación de la arena, llorando cuando ya no le gusto y haciendo que SeoHyung lo sostuviera, mientras él se abrazaba a su cuello. Ella solo lo sostenía con cuidado, mientras cuidaba del resto de los niños, a los que les servía como una nana, nada más, además, con una casa tan cercana al mar, era común que ellos quisieran ir a jugar junto con la arena y el mar, era hermoso, pero ante una vista tan tranquila, aun así, no se sentía en paz.

Los niños de la familia Lee eran traviesos, pero educados y hacían todo lo que les dijeran, así que estaba bien, no era un trabajo complicado, incluso los amos eran amables y educados, un buen matrimonio que había tenido muchos hijos por lo mismo, porque vivían en una gran nube de amor y cariño, cuando se miraban a los ojos, completamente enamorados.

No podía dejar de pensar en que hubiera querido una vida como esa para su hijo, pero ahora ni siquiera sabía dónde estaba, así que estaba triste, todo el tiempo, miraba a esos niños y recordaba a su adorado Baekhyun, que hacía años que había dejado de ser eso, un niño, uno que con su inocencia, un gran suspiró salió de sus labios, hasta que vio al hijo mayor del familia, empujo a su hermana, así que se acercó para levantar a la pequeña, que comenzó a llorar y SeoHyung se agacho a mirar a ambos.

-No debes empujar a tu hermana, eres su hermano mayor, debes protegerla, cuidar de ella, si se hacen daño entre personas que se aman, ¿qué va a pasar entonces? ¿En quién van a confiar?- el pequeño niño asintió y le dio la mano a su hermana, para poder seguir corriendo, SeoHyung suspiró, era más fácil cuando eran pequeños, el perdón les parecía fácil de brindar.

-¡Señora Byun!- el mensajero de la casa, estaba cruzando la playa para poder llegar con ella, que miró su uniforme lleno de arena en el borde y vio a los niños todavía peor, así que pensó en todos los baños que tendría que dar más tarde, pero solo se acercó al mensajero, que agitaba una carta en su mano y SeoHyung solo lo miró confundida. -¡Tengo una carta para usted!-

-No estoy esperando nada.- dijo ella, aun sosteniendo al pequeño bebé Lee, que estaba tocando su pareja, mientras ella tomaba la carta de las manos de ese hombre.

-La han enviado de la casa Park, de la casa de té Piang.- SeoHyung lo miró con los ojos brillantes y miró el sobre, está estaba firmada con la reconocible letra de su hijo, la que era chueca y temblorosa, porque no sabía escribir muy bien, tomaba más los pinceles y lápices, nunca fue bueno en su escritura, pero con esa letra tan suya, había escrito "Mamá". SeoHyung le dio al bebé a ese hombre, que lo sostuvo como si fuera un animal salvaje, lejos de él y el bebé se reía mientras pataleaba en el aire y SeoHyung abría el sobre, encontrándose con la carta de su querido hijo.

"Mamá

Soy yo, Baekhyun, te he extrañado tanto, tanto como nunca me ha sido posible. El trabajo aquí es una pesadilla, siempre estoy trabajando, en los últimos meses, no he dormido mucho o comido lo suficiente, sin embargo, algo bueno paso. Park DongYul nació como un bebé saludable, sonriente y con buena salud. Ahora siento que quiero hacerlo todo, por él, porque me necesita. Te extraño, te amo, lamento haberte decepcionado, volveré a escribirte, me basta con que lo leas, porque no puedo pedirte que me respondas, entiendo si no quieres volver a verme, pero espero que algún día puedas perdonarme por haber cometido tantos errores"

SeoHyung apretó la carta contra su pecho, mientras volvía a quebrarse por tantas razones diferentes, su hijo tenía un bebé ahora y estaba solo lidiando con eso, ella se odiaba porque pensó que debería estar ahí, cuidando de ambos como siempre debió ser, se sentía tan desesperada, mientras se dejaba caer de rodillas en la arena, mientras el mensajero se ponía de rodillas también, sosteniendo con más cuidado al hijo menor de los Lee, mientras miraba a esa mujer, preguntándole que pasaba, que le tenía y SeoHyung solo podía llorar, porque sentía demasiada pena por su hijo.

Crisantemo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora