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Había algo que no dejaba de molestar al señor Park y era ver a LuHan y SeHun vivir en su propia fantasía, incluso cuando el menor de los dos tenía que hacer tareas, SeHun siempre estaría ahí ayudándole si no tenía trabajo, inclinado a su lado cuando hacía la colada, ayudándolo a recoger las frutas que había que recoger, y eso no parecía demasiado, aunque LuHan parecía sonreír todo el tiempo estando al lado de SeHun, riéndose de lo que decía, sin él poder escuchar nada.

No entendía cuál era la gracia de un criado tan simple como era SeHun Oh, que no parecía ser más que un nacido de baja cuna, de lo peor que alguna vez hubiera llegado a su palacio. Le parecía de los más simple, sin nada que ofrecer, pero LuHan parecía demasiado encantado con todo eso, no parecía importarle que SeHun no pudiera ofrecerle grandes tierras, grandes regalos, en una ocasión, incluso había visto que uno de sus regalos de cortejo, no había sido más que una flor hecha en dobleces de papel y LuHan la conservo con tanto cuidado en su habitación, al lado de más regalos simples que SeHun le había dado.

Pero sin duda alguna, odiaba mucho más el hecho de verlos en sus tiempos libres, pasearse por ahí de la mano, incluso sentándose al lado de las sombras del árbol mientras LuHan terminaba dejando caer su cabeza sobre el hombro de SeHun, quedándose ahí, como si el tiempo no pasará, como si el tiempo estuviera congelado, en un mundo donde solo existían los dos, pero no podía permitirlo. Desde hacía años pocas veces había deseado tanto a uno de sus criados y siempre teniéndolos a su disposición, eso parecía ser lo mejor, lo que todo amo hubiera deseado, pero LuHan parecía la flor del jardín que no podía tocar y eso no le gustaba.

Creía que con su última idea, acusándolo de un robo, Baekhyun dejaría de tenerlo en su preferencia y eso significaba, dejarlo a su alcance, pero al parecer, eso no había sido suficiente, solo había provocado que SeHun fuera llevado a la casa, ¿quería tomarle el pelo? Al parecer lo había subestimado y cuando termino una mañana a LuHan lavando la ropa, inclinado, o que dejaba notar su pecho desnudo, expuesto, con sus lindos pezones rosados a la vista y eso le provocaba un gran deseo y cada día aumentaba más porque LuHan no le pertenecía ni una sola vez, estaba a punto de volverse loco, a lo que, termino acercándose para llamarlo, pero como si fuera una sombra, SeHun estaba cerca ayudándolo a colgar lo que terminaba de limpiar.

-LuHan, ven a asistirme.- ordenó el hombre, pero LuHan terminó levantando su cabeza con una mueca.

-Mi señor, lo lamento, pero tengo que terminar de lavar las prendas de mi amo, el señor Byun Baekhyun, que me insistió en que no volviera a descansar hasta que esto terminará y como ve, tengo mucho que hacer todavía, puede pedirle que me deje ir con usted o llamar a uno de los muchos colegas que están en la casa de criados sin hacer absolutamente nada y estoy seguro que, con más experiencia, podrían asistirlo mejor.- el hombre parecía ofendido con la respuesta, pero de ir a decirle a Baekhyun, estaba seguro de que recibiría una negativa, así que las opciones se acababan, sin embargo, cuando miró a SeHun, terminó bufando.

-Entonces, SeHun.- lo llamó de manera burlona, como si su nombre fuera una especie de chiste de mal gusto. –Necesito encargar una tarea, ya que LuHan no puede hacerla, creo que serás el indicado para eso.- SeHun no confiaba en ese hombre y tenía claras sus razones de porque no lo hacía, era evidente que algo estaba mal con él, como muchos de los hombres poderosos de ese pueblo, pero obedecer, era la única manera de sobrevivir, o era lo que había aprendido con tanto tiempo sirviendo.

SeHun venía de una casa humilde, su padre era un agricultor y su madre preparaba comida para sobrevivir, vendiéndola en los alrededores de su pequeña casa, siempre había sido de clase baja, no conocía otra cosa y no le interesaba hacerlo, no si era por un mal camino, lamentablemente, el señor Park, parecía burlarse de eso a cada momento, era diferente a otros amos que alguna vez hubiera tenido, era cruel, grosero y alguien que simplemente parecía tener un problema con sus aires de ego, así que cuando fue enviado al granero a limpiar todos los desperdicios de los animales, pensó que era justo lo que merecía al parecer, solo por eso, cada que podía, se despedía de LuHan con un profundo beso, como si le recalcará que era suyo, aunque era un juego peligroso.

Crisantemo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora