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JongIn había estado en el negocio desde que tenía memoria, la necesidad obligaba a las personas a tener vidas que no querían, entre ellos, él por supuesto, pero la realidad era que necesitaba muchas cosas cuando era joven, daba igual, era como KyungSoo decía, con llegar al precio, cualquiera podía hacer muchas cosas, era cosa de la vida misma, así que cuando Yoori le había pedido verse, diciendo que tenía que hablar con él, había cargado un montón de cosas consigo, para poder defenderse por si las cosas salían mal, pero Yoori lo había terminado citando en una taberna de mala muerte, esa ya era una señal, en especial cuando llegó y Yoori ya lo esperaba con tragos servidos.

-Mi dinero.- dijo, apenas llegó y se paró a su lado, pero Yoori solo le señaló el cojín de enfrente y JongIn suspiró de muy mala gana, dejándose caer en él, pero de todos modos, miró mal lo que había servido en el vaso, era de un fuerte color rojo, un licor extraño. -Mi dinero.- repitió, ignorando el vaso y Yoori solo sonrió, como si fuera una inocente mujer.

-¿Por qué no puedes esperar ni un momento? Quiero decir...

-Mi dinero, mujer.- JongIn golpeó la mesa, pero nadie los escuchó, nadie podría, había muchísima gente ahí dentro, apenas había espacio para poder moverse, lugares libres y eso, que le gritará a una mujer mayor, no iba a hacer diferencia. -Es por lo único que he venido, no me voy a meter en más problemas, que en este, así que más te vale que me des mi dinero, porque no pienso ser complica de más cosas turbias.-

-Entiendo, pero si pudieras sentarte y callarte un momento.- dijo Yoori, ya no con tanta amabilidad como antes, así que JongIn solo alzó su ceja. -¿Podrías al menos beber un trago conmigo? Digo, somos viejos conocidos, ya hemos trabajo juntos.-

-No es lo mismo, matar a un bebé y a su padre en una asquerosa casa de té, que ese bebé y ese tipo, una década después, siendo parte de una de las familias más poderosas que han en este momento en el país, no seré partícipe, no vale tanto la pena arriesgarse.- Yoor alzó un poco sus cejas y bufó.

-¿Tienes miedo?-

-Lo llamaría, precaución, es algo que claramente desconoces, porque por eso tienes una vida miserable como la de ahora.- Yoori hizo una mueca, pero JongIn sabía que tenía la razón. -Hace años lo hice porque la paga era exquisita, una burla para las personas que trabajaban de manera honesta, pero ahora no tiene ni para vivir en una casa que no sea ajena, se que vive con su yerno y a decir verdad, me da un poco de pena.

-No más, ya no vivo ahí- dijo Yoori, bajando su cabeza, JongIn notó sus manos, tenía un montón de marcas de que se había estado pellizcando, tenía cicatrices y sangre seca, era evidente que estaba perdiendo por completo la cordura, quería irse. -¿Te burlas de una pobre mujer?-

-No eres una pobre mujer, eres una bruja, una muy mala.- JongIn sonrió al decir eso y Yoori solo lo miró mal, parecía no tener opción más que soportar todo eso y eso lo hizo reírse a él. -Pero no solo eso, eres patética, incluso con ropa elegante, joyas y dinero, lo eras.- JongIn se cruzó de brazos y Yoori solo parecía tener un tic nervioso, no quedaba nada de la mujer con la que había trabajado hacía una década, era deprimente y a la vez gracioso, JongIn disfrutaba de la tragedia ajena. -No tengo la intención de seguir mirando tu cara y tampoco quiero tener intimidad contigo para poder pagar la deuda, sería asqueroso y no me siento tan caritativo.

-No tengo el dinero.- JongIn rodó los ojos, porque ya lo sabía, de todos modos, no esperaba mucho, suponía que iba a tener que saldarse de otra manera, pero en realidad estaba enojado porque ese dinero lo necesitaba, pero suponía que había sido su culpa por permitir que sólo le pagarán la mitad primero. -Por eso te estoy invitando un trago.-

-Es una miserable manera de pagar y esperar que no te haga nada.-

-No tengo nada, lo que me hagas no es relevante, comenzaré a trabajar en una casa de té para pagar.- JongIn terminó riendo a carcajadas al escuchar eso, hasta las lágrimas.

Crisantemo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora