37. Y mucho más allá

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—¡Me muero de ganas!

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—¡Me muero de ganas!

Solo Isabella, de entre todas mis amigas, tenía ganas de la graduación.

Olivia había roto lo que fuera que tuviese con Jax DeLuca.

Heejin no soltaba prenda sobre Ezra Johnson.

Yo y Alex... tampoco podía decir mucho. Nuestra relación era un secreto para casi todo el mundo.

—¿Y si hacemos una fiesta pre graduación en mi casa la semana antes? —Propuso Isa.

Hacer fiestas en su casa era lo más. Hicimos allí el cumpleaños dieciocho de Oli y fue la caña. Teníamos una sola donde poner música hasta última hora de la noche, vimos películas, bailamos, comimos mogollón de pizza y había barra libre de vino.

Sin embargo...

—Es la boda —me encogí de hombros—. No puedo ir.

Las cuatro tenían invitación abierta, pero Olivia, por ejemplo, no podía ir porque trabajaba. Al final solo metí a Heejin en el problema de tener que acompañarme. Mi padre y Anna habían insistido en llevar tantas amigas como quisiera.

Las cosas en casa, sin embargo, estaban raras. Por un lado, mi padre no me había preguntado más acerca del viaje. Intuía que prefería dejar a mi gusto lo que quisiera hablar, pero yo... No sé.

Y por otro lado, los padres de Anna llegarían tres días antes de la boda.

Lo que significaba esa misma semana.

Jamás en mi vida la había visto tan agobiada. Había cambiado la habitación de invitados de color, la decoración de los cuadros, las sábanas... Incluso contrató un servicio de limpieza y aún así pasó varias veces la aspiradora y limpió el polvo.

Yo misma empezaba a tener miedo.

—¿Bailarás con Alex? —Me picó Olivia.

Sí, la relación era un secreto pero todas sabían que algo sucedía con él. Principalmente porque me había pasado casi todo el curso quejándome de Alex, y ahora... No.

Arrugué la nariz y las tres se rieron. Estuvo bien caminar junto a mis amigas por los pasillos de nuestros instituto, que en breves dejaría de serlo. Es curioso como la vida va cambiando y todo lo que te rodea también. Crecí bajo aquellas paredes, pasé varias horas al día allí, pero... en unos años aquel edificio tan conocido sería extraño ante mis ojos.

Estábamos por llegar al comedor, lo que deseaba ya que moría de hambre, cuando una figura nos interrumpió. O varias. Entre ellas Liam.

Suspiré mientras Isa unía su brazo al de Olivia y pasaban. Quise juntarme pero Liam no tardó en interrumpir el camino. Mis amigas frenaron al darse cuenta y se quedaron mirándole con la misma cara de molestia que yo.

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora