29. Nadie me quiere

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—Entonces, ¿sí vas a ir a la fiesta?

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—Entonces, ¿sí vas a ir a la fiesta?

Me encogí de hombros hacia Heejin. Todas mis amigas iban a ir, incluso Olivia aunque no le apetecía mucho. De hecho, tenía entendido que hasta Jax DeLuca se había apuntado a la salida. Últimamente él y Olivia se llevaban muy bien, y en realidad empezaba a parecerme un chico bastante simpático y agradable, aunque todo el tiempo hiciese rabiar a nuestra amiga.

Estaba completamente segura de que esos dos se gustan, aunque no lo admitan. ¿Qué manía tendrá la gente con no confesar sus sentimientos cuando es obvio que las dos partes sienten algo?

Heejin me pasó una mano por los hombros para acercarme a ella, lo cual fue todo un logro ya que necesitó ponerse de puntillas porque le sacaba casi una cabeza de altura. Estábamos rumbo a la clase de química que compartíamos y los pasillos se encontraban abarrotados de estudiantes apresurados para no llegar tarde. Por suerte la profesora Montes siempre tardaba unos minutos en empezar la clase y no teníamos que correr.

—Vamos, Carla, te vendrá bien —intentó animarme mi amiga—. Últimamente has estado un poco de bajón, y la razón no se lo merece.

Apreté los labios con fuerza, como cada vez que no quería contestar a algo, y continué caminando con Heejin.

Ella atribuía mi estado de ánimo frío y apagado a Alex, porque llevábamos días, prácticamente semanas, sin apenas hablarnos. Y es cierto, eso me ponía triste. No se trataba solo del sexo o la atracción que hubiese entre nosotros. También echaba de menos la extraña amistad (si así se podía llamar) que estábamos comenzando a formar.

Sabía cómo hacerme reír, incluso como tocar las narices sin llegar a pasarse. Me empezaba a gustar pasar tiempo con él, conocía mis aficiones y era increíblemente dulce con Maki. A su lado me sentía menos sola en aquella casa...

Y ese era justo la otra parte del problema. Que había vuelto al inicio. A tener que ayudar en una boda que no me gustaba. A que mi padre me tratase como a una niña caprichosa sin intentar si quiera comprender cómo me sentía. A que Alex... me viese igual.

En parte era culpa mía, porque como suele decirse, "dos no se pelean si uno no quiere", pero odiaba sentir que debía ser la única que diese el paso. Tragar con todo lo que no me gustase. Porque sabía que, aunque lo hiciese y los mantuviese contentos, seguiría sintiéndome igual de sola...

—Estaré esperando hasta el último momento por si cambias de opinión, ¿de acuerdo? —Instó por última vez Heejin.

Ella sí que era una gran amiga.

Apartó el brazo de los hombros, lo que fue un gran alivio ya que había terminado pro agacharme para estar a su altura, y en seguida lo enganchó entre el mío. Giramos por el pasillo que llevaba al aula de química y...

—Oh, mierda.

Fue Heejin la que habló, que parecía no poder contener sus pensamientos. Delante de nosotras y casi a punto de chocar conmigo, estaba Liam y otro chico del equipo de fútbol. Tanto ellos como nosotras habíamos frenado a tiempo, porque íbamos por el mismo camino pero en dirección inversa. Para más desgracia, mis pies habían quedado a prácticamente un palmo de los de Liam.

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora