Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)

Capítulo 1. (Parte 1).

- ¿Tenías que traer tanta ropa? -decía Coulson- Si al final acabarás usando el uniforme de S.H.I.E.L.D.

- Pues tienes suerte de que no lleve el armario entero -dije riendo a carcajadas- Además, él dijo que podía llevar conmigo todo lo que quisiera.

El agente Phil Coulson y yo, Satine Williams, nos encontrábamos entrando en el famosísimo edificio de S.H.I.E.L.D. Allí, Coulson me asignó una habitación temporal. Después me comentó que a las 12 habría reunión en la planta 7, revisé mi reloj y eran las 11:45, tenía tiempo de almorzar. Llegué al comedor y tomé un refresco y una madalena. Me quedé allí sentada escuchando música y justo cuándo la canción terminó, me acordé de la reunión, eran las 12:15. Él me va a matar. Corrí al ascensor aún con el refresco en mano. Al llegar a la séptima planta, una mujer con una radiante sonrisa me indicó la puerta del despacho y le agradecí con un leve movimiento de cabeza. Abrí la puerta y entré.

- Al fin se digna a aparecer -su voz sonaba lejana con la música puesta- Siéntese allí hasta que la llame -asentí y me tumbé en un sofá que había por ahí-

Estaba escuchando I Will Survive de Gloria Gaynor mientras analizaba la habitación. Había una mesa negra y sillas del mismo color, dónde se encontraba un grupo de personas sentadas hablando. Eran seis en total, siete contando a Furia, sólo había una una mujer en la mesa y todo lo demás eran hombres. Esta tenía el pelo corto y rojo cobrizo, a su lado había un tipo de larga melena rubia y con una capa roja, enfrente de este había un tipo bastante normal con gafas y pelo negro, al lado había un hombre de pelo castaño, y a su lado otro con barba oscura y una luz en el pecho y finalmente... un rubito de ojos azules que me miraron cuándo lo analizaba. Esos ojos me resultaban familiares, de haberlos visto en algún lugar, pero no sabía decir dónde y cuándo.
Sin querer, empecé a hacer ruidos con el refresco y Furia vino cabreado hacia mi y me lo arrebató, pero yo fui más rápida y le volví a arrebatar mientras cogía un cubito de hielo.

- Satine... -oía que me llamaban- ¡Satine!

- Con el primer Satine ya lo he oído -dije sonriendo mientras él suspiraba.

- Por favor -dijo cansado.

Al fin era mi turno.