Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)

Capítulo 5.

- Detengan cualquier otra misión ahora mismo -ordenó un superior de S.H.I.E.L.D.- quiero que controlen todas las cámaras de la ciudad, los aeropuertos, las comunicaciones... ¡Lo que haga falta! ¡Lo quiero saber todo!

- Con el debido respeto -dijo la vecina de Steve- si S.H.I.E.L.D. quiere que detengamos al Capitán América, al menos diga el porqué.

- Nos mintió -interrumpió Alexander al superior- Rogers tenía información sobre la muerte de Furia pero se negó a revelarla... Ahora mismo el Capitán es un fugitivo de S.H.I.E.L.D., igual que su amiga, Allie Hamilton.

Satine.
Después de abandonar el hospital, Natasha y yo fuimos a su casa, cosa curiosa la verdad. Me dejó pasar y se fué rápidamente a una habitación alejada, no sin antes pedirme que la siguiera.
Ante mis ojos apareció un mono ajustado de color negro, parecido al que tenia Nat. Se ve que Stark lo había mandado hace poco para mi. Me pidió que me lo pusiera y así fué, se adaptaba perfectamente a mi cuerpo. Me volví a cambiar y me serví un vaso de agua en su cocina.

- Tú que eres tan amiga del Capi -dijo Natasha sentándose en la barra y mostrándome el USB- ¿Me podrías decir que es esto?

- Aunque parezca mentira y no me vayas a creer, no tengo ni la menor idea de qué es eso -dije sentándome delante de ella- ¿Porqué lo has tomado de la máquina del hospital? Steve dijo que volvería a por ella cuándo saliera de S.H.I.E.L.D.

- La curiosidad mató al gato... No pude resistir la tentación de tomarlo -contestó sonriendo- ¿Tiene que ver con algo del Soldado de Invierno?

- No sé nada -suspiré y me agarré la cabeza, realmente lo sabía pero no quería hablar sobre eso, me recordaba a alguien.

Su móvil sonó, indicando que tenía un mensaje. Me prestó unos vaqueros, una sudadera azul marino y me puse mis deportivas negras. Entonces nos fuimos rápido de su casa rumbo al hospital, no sin antes meter mi mono en una bolsa de plástico. Aparcó su deportivo en la puerta y me entregó el USB. Antes de salir del coche, me dijo que subiera a la planta dónde estuvimos anteriormente, dónde vimos a Furia morir.
Al llegar había un chico con una capucha de color gris parado enfrente de la máquina, decidí pararme detrás de él mientras sacaba mi monedero, quería comprarme algo para comer. Miré la máquina y en el reflejo del cristal logré ver su rostro, era Steve. Este se dió la vuelta rápidamente y me empujó dentro de una habitación, mi cuerpo impactó contra la pared, el dinero y la bolsa de plástico cayeron de mis manos para después perderse por el suelo. Él se quitó la capucha y me miró atentamente sin soltarme.

- ¿Dónde demonios esta el USB? -preguntó en susurros, se le veía molesto.

- No lo sé -contesté insegura- ¿Porqué es tan importante para ti?

- No tengo porque decírtelo, esto no te incumbe.

- Furia te lo dio antes de morir -dije en susurros- ¿Porque?

- ¿Que sabes? -me zarandeó un poco para crecer su agarre en mis brazos.

- Yo no sé nada, sólo fingía que lo sabía -contesté mosqueada, no me gustaba el trato que me estaba dando Steve-

- Furia mandó unos piratas -dijo y mis ojos se cerraron repetidamente.

- No sé nada -me volvió a zarandear- sólo sé que en la sociedad de inteligencia, los científicos no quieren creer que existe algo cómo el Soldado de Invierno.. Doscientos asesinatos en los últimos cinquenta años...

- No sé si creerte, es sólo un cuento -dijo mirándome con sus hermosos ojos azules.

- Tiempo después de que Furia me despertara, entré en S.H.I.E.L.D., hacía tiempo que tú ya formabas parte. Hace seis años me dieron una misión, escoltar a un cerebrito. Ese día ibamos en coche, este se descontroló y caímos al río. Entonces fue cuándo lo vi por primera vez, al Soldado de Invierno, allí de pie en el puente, mirándome fijamente, evaluando. Tomó una arma y soltó el gatillo, mi misión era proteger al científico y me crucé en medio, recibiendo el balazo. Es difícil dar con él, cómo bien has dicho, es un cuento.