Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)

Capítulo 9.

Poner la canción que se encuentra en multimedia o al lado de esta nota.

28 de febrero de 1917. Era una noche fría de invierno. En la casona, las luces estaban prendidas. Juliette Hamilton estaba dándo a luz, junto a ella se encontraban su madre y la comadrona. Su querido esposo, Frank, se encontraba a fuera aguardándo. Se oían gritos, maldiciones, gruñidos... Él quería estar allí junto a su amada, susurrarle que todo estaría bien, pero las señoras no les dejaban pasar.
Una hora después, el silencio reinó en la casa, entonces se oyó el llanto de un bebé. Entró apresuradamente en la habitación encontrándose con una hermosa escena. Juliette sostenía entre sus brazos a una hermosa niña. "Se llamará Allie Hamilton" dijo dulcemente la mujer "A partir de ahora será nuestra princesita" dijo el esposo besando a sus dos corazones. 

Los años fueron pasando hasta que llegó uno de los peores días para esa família. Era un día hermoso de primavera y madre e hija se encontraban en el jardín saboreando el olor de las flores. Allie tenía ya siete años. Juliette de pronto se sintió muy cansada, le dolía el pecho y se desplomó en el jardín. Los médicos dijeron que tuvo un infarto de miocardio y no lograron salvar su vida. Padre e hija lloraron juntos por noches pero al final decidieron girar página y continuar adelante.

El tiempo pasó hasta que Allie era una hermosa muchacha de veinte años, envidia de todas las mujeres por sus ojos, su sonrisa, por su belleza y por su temperamento. Des del día en que vió morir a su madre decidió estudiar medicina y así lo hizo, preparó el equipaje y viajó a la capital.
Durante el largo viaje, conoció a una chica, Sara Thompson, quién también iba a estudiar medicina. Cuándo llegaron, sus caminos se separaron y cada una fue a su nueva casa de alquiler. Allie, al salir de la estación, se encontró a un joven muchacho rubio y de ojos azules, de adorable sonrisa, que parecía enfermo, pero no le dió importancia. Este le dió un golpe sin querer y a la joven le cayeron las pesadas maletas. El chico intentó invitarla a un café a modo de disculpa y esta ciega por sus ojos azules aceptó.

A partir de ese día, Steven Grant Rogers y Allie Hamilton, fueron amigos inseparables.

Un día en que regresaban del cine iban por un barrio demasiado oscuro, un hombre trató de robarles. Steve tratando de proteger a Allie se llevó la peor parte, una fea golpiza, si no fuera por él, Bucky Barnes, habría sido peor para ellos dos.
Eran grandes amigos los tres. Bucky y Steve pretendían entrar en el ejército de Estados Unidos y Allie cómo enfermera. Steve trató de alistarse al ejército pero fué rechazado en el 4-F debido a su fragilidad y a su enfermedad. Suplicó, pues sus queridos amigos fueron aceptados y él no quería quedarse atrás. Oyendo por accidente la súplica de lucha por su país, el General Chester Phillips, del Ejército de los Estados Unidos, ofreció a Rogers la oportunidad de tomar parte en un experimento secreto para mejorar el rendimiento del hombre llamado Operación Renacimiento.

Steve aceptó y fue llevado a un laboratorio secreto en Washington, D.C., donde conoció al Doctor Abraham Erskine (Alias profesor Joseph Reinstein), el creador del suero super-soldado.

Después de semanas de pruebas, a Rogers finalmente le administraron el suero del super-soldado.

Allie y Bucky llegaron al campamento y allí se encontraron con Sara. Todos los días había misiones, había heridos, había desaparecidos... Allie deseaba día y noche que Bucky regresara siempre con vida y así era.
Un buen día en el campamento empezaron a surgir rumores sobre un súper soldado que vendría allí y no se equivocaron. Allie y Sara acudieron al sitio dónde aparecería el soldado, pues la curiosidad las mataba. Allie cuándo lo vió se le aguaron los ojos. Había un Steve Rogers mucho más alto, mucho más fuerte, mucho más guapo... Pero no era su Steve débil, tímido y enfermo. De su brazo colgaba Peggy Carter, "su novia". Odiaba a esa mujer, no le caía bien.
Cuándo estaba a solas con Steve, este siempre le contaba lo feliz que era con Peggy, cuánto la quería... No se daba cuenta que con cada una de sus palabras, le rompía el corazón a su amiga quién estaba locamente y pérdidamente enamorada de él.
Llegó un día en que Bucky y Steve fueron mandados a una misión y Sara fué enviada a otro sitio pues necesitaban enfermeras, se había quedado sola.
En ese mismo día recibió una carta, la solicitaban en Pearl Harbor, a penas tenían cinco enfermeras.
Cuándo regresaron esos dos de la misión, habló con Bucky sobre la carta y este sin duda le dijo que debía ir, pues sabía el dolor que sentía su amiga cada vez que veía a Steve con Peggy.
Buscó desesperada a Steve por el campamento pero no lo encontraba, necesitaba encotrarlo y despedirse de él, pero el muy idiota no estaba. Se encontró con Peggy y le rogó que le entregara una carta a Steve.

- La cuál nunca llegó... -dijo Peggy suspirando dolida.

- Continúa por favor -dijo Satine cerrando las manos en puño, controlando su respiración y su acelerado corazón.

Se despidió únicamente de Bucky pues Sara no estaba y Steve andaba desaparecido. Subió a ese coche del ejército con un nudo en el estómago y derramando dolorosas lágrimas.
Bucky nunca se lo perdonó a Steve, seguían siendo amigos pero no era lo mismo.

- Ahora es lo que encontré a partir de mis investigaciones -dijo mirándola y ella asintió con un movimiento de cabeza para que continuara.

Allie llegó al aeropuerto y un avión les esperaba. Subieron rápidamente y volaron hacia Pearl Harbor. Llevaban ya un tiempo de viaje cuándo un misil de H.Y.D.R.A. les derribó, cayendo en las frías aguas... Sólo ella sobrevivió y H.Y.D.R.A. se la llevó hacia su cuartel. Allí experimentaron con ella y le inyectaron todo tipo de sustancias, era su conejito de indias. Una de esas sustancias le borró la memoria y eso les vino de miedo para poder matar a sus enemigos y así lo hicieron. Los doctores le dotaron de poderes para poder matar a todos aquellos que eran enemigos de H.Y.D.R.A., hasta que un día todo se les fué de las manos. Ella les atacó y ellos respondieron congelándola en el frío hielo...

- Lo demás, lo sabes tú.

- Furia me encontró y me despertó -susurró nerviosa- Gracias por todo Peggy. Perdoname por todo lo que te hice en el pasado...

- No debes pedir perdón, quién hizo daño alguno fuí yo -dijo interrumpiendola- Te arrebaté al amor de tu vida y ahora me arrepiento de mi estúpido capricho para que la gente me viera con un chico tan asombroso como Steve. Sí, le llegué a amar y le perdí. Ahora te pido a ti que le ames y no le dejes ir. Prometelo.

- Te lo prometo -dijo sonriendo- Lo amé una vez, lo amo más que todo el oro del mundo y lo amaré incluso después de mi muerte.

Regresó a casa de Sam y una vez entró un Steve molesto la reprendió. Ella ignorando los gritos del rubio, se abalanzó a sus brazos y empezó a llorar desconsoladamente al saber todo lo que había vivido junto a Steve, y este únicamente, podía acariciarle el pelo tratando de calmar su llanto. Esa no sería la primera vez que la vería llorar...