Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)

Capítulo 13.

Poner la canción que se encuentra en multimedia o al lado de esta nota.

Allie (Satine).
No puedo seguir aquí encerrada, tengo la sensación que pronto no me acordaré de nada; el viento, el olor de la comida, mi nombre, sus labios...
Los días eran horribles y las noches eran oscuras y solitarias en esa habitación.
Día tras día, prueba tras prueba... Estaban tratando de desarrollar algún tipo de mecanismo para poder controlarme y así utilizarme cómo la arma letal que según ellos era, pero los científicos aún no habían desarrollado ese mecanismo.

Tenían la extraña costumbre de que cuándo experimentaban con uno (Bucky o yo), el otro tenía que estar presente. Mientras experimentaban conmigo me acordé de aquel día...

Era un día en que tenían que borrarle la memoria a Bucky y yo me encontraba presente allí. Me miró y se abalanzó veloz hacia mi, protegiendome de todos los agentes. Pero estos eran más así que lograron reducirlo y lo ataron a una camilla.

- Por lo que veo des de que viste al Capitán América, estás recobrando la memoria -dijo Alexander sonriendo mientras nos veía- ¿Te acuerdas de ella?

- Allie Hamilton -dijo en susurros, Alexander se acercó y me acarició la mejilla- ¡No la toques!

- No eres nadie para ordenarme a  mi que hacer. Quiero que le congeléis el cerebro -los médicos asintieron y se acercaron a él.

- ¿Porque? -preguntó mirándome y yo lo único que podía hacer era llorar.

Los médicos le pusieron un tipo de casco de metal y un trapo para que lo mordiera, después se oyeron unos gritos desgarradores que me partieron el alma. Bucky, mi querido amigo sufriendo y yo sin poder hacer nada, pensé mientras lloraba en silencio.

De momento todo lo que me estaban haciendo me era indiferente; tenía un brazo de metal, estaba más delgada, tenía un par de heridas y mi pelo ya no era rubio, si no castaño.
Cada día deseaba que en alguna de esas pruebas la vida dejara de reinar en mi cuerpo, quería aparecer ante la muerte y abrazarle por salvarme de este repugnante sitio, pero no era posible. En algún momento en que mi corazón dejaba de latir, los médicos rápidamente lo hacían volver a latir. Después de muchos días al fin llegó el deseado día de Alexander Pierce, comprobar si el chip tenía algún efecto en mi.

- ¿No estás nerviosa? -preguntó divertido Alexander- Te sentirás tan bien cuándo nosotros te controlemos...

- ¿Alexander porque todo esto? ¿Que te he hecho yo? ¡Dímelo por favor!

- ¿Después de todas esas veces que me lo has preguntado aún no te a quedado claro? -preguntó acariciando mi mejilla- A ti no te odio pero cómo eres su amiga, pues es fácil jugar contigo pues yo odio al Capitán América y quiero controlar el mundo. Además no tendré que ensuciar mis manos para verlo morir, te las ensuciarás tu.

- Te juro que algún día te mataré -dije susurrando, lo suficiente alto para que me oyera.

- Estaré aguardando ese día con ganas, si me matas, que sea después de comer, por favor.

Me encontraba tumbada en una camilla. Entraron cerca de cinco doctores en la habitación y reforzaron las sogas que me ataban de manos y pies, pues no querían que yo escapara o les pegara.
Un tipo alto y moreno se situó a mi lado y me giró delicadamente la cabeza hacia el lado derecho mientras uno me sedaba. Poco a poco fuí quedándome dormida...