Para todas aquellas personas que aman a Capitán América; para todas aquellas personas que aman a Chris Evans; para todas aquellas personas que creen que el amor tarde o pronto llegará...
Si todo lo anterior es cierto, esta es tu novela.
EDITANDO.
Steve. Hacía tiempo que no me sentía así con nadie, des de que me enamoré de Peggy... Ahora sentía cierta atracción hacia ella, pero con el beso, me tenía a sus pies. Cada vez que miraba con sus ojos azules, me recordaban a Allie, sus gestos, sus sonrisas... Eran idénticas, ¿Dónde se fué? Una vez salimos del centro comercial, robamos un coche y pusimos rumbo a New Jersey.
- ¿Des de cuándo el Capitán América roba coches? -preguntó sarcásticamente Satine.
- Los nazis, en Alemania -dije mirando al frente- Baja los pies de la delantera, el coche es prestado, ¿quieres que te lo recuerde?
- Tengo un pregunta más -dijo obedeciendome- No estás obligado a responder... Aunque si no respondes de cierto modo estarás respondiendo...
- ¿Que quieres? -pregunté suspirando.
- ¿Des de 1945 que no te habían besado? -preguntó juguetona-
- ¿Tan mal beso? -pregunté viéndola de reojo, miraba la carretera y los árboles que pasaban veloces por su lado.
- No he dicho eso -rió sin verme a los ojos.
- Pues yo he entendido eso...
- Vuelvo a decir que no he dicho eso, solo quería saber si habías practicado antes... -dijo viéndome fijamente a los ojos.
- Eso no se practica -dije frustrado.
- Eso si se practica -dijo riendose a carcajadas, era lindo verla así.
- No fue mi primer beso des del 45, tengo 95 años no he muerto.
- ¿No hay ninguna mujer especial en tu corazón? -preguntó curiosa.
- Por desgracia no es fácil encontrar a alguien que comparta mi experiencia, pero creo que ya la he encontrado -dije convencido.
- ¿Tu tienes a alguien especial? -pregunté después de un tiempo en silencio.
- Si -dijo convencida- pero él esta interesado con una que no está a su alcance y no se da por vencido.
- ¿Lo conozco? -pregunté mirándola de reojo.
- Mejor de lo que imaginas -dijo volviendo sus ojos a la carretera.
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Estuvimos un tiempo más en la carretera, hasta que nos desviamos por un camino de tierra. En veinte minutos, ante nuestros ojos, apareció una cerca. Apagué el motor y nos bajamos cada uno por su lado. Ella iba mirando su móvil no sé qué, a ella se le daba mejor la tecnología que a mi, a pesar de haber estado congelada casi el mismo tiempo que yo.
- ¿Es aquí?
- El archivo que encontramos, provenía de estas coordenadas -dijo revisando el teléfono.
- Igual que yo -susurré-
Tomé mi escudo y nos adentramos en ese desolado sitio. En este lugar me entrenaron tiempo atrás.
