Capítulo 48.

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Llevaba cerca de las doce de la mañana encerrada en la habitación. La reina y Daphne estuvieron todo el rato conmigo. Hablábamos de todo tipo de cosas y me informaron de lo que hoy se haría. Vendrían dos doncellas a lavarme el pelo y a dejarme el vestido para la noche. A su salida, vendría una saterdotiza para hablarme a cerca del matrimonio y de lo que convenía, era una tradición. Al terminar, me vestiría y junto a la reina, iríamos al patio interior del castillo, donde se celebraría el gran banquete. Allí, Steve y yo, nos sentaríamos en la mesa central, resguardados por los reyes y por Thor.

- Buenas tardes señorita -dijeron dos doncellas interrumpiendo mis pensamientos.

Estaba asomada al balcón para que me diera un poco el aire fresco, al darme la vuelta me encontré con dos muchachas de baja estatura y de hermoso rostro asomando nerviosas la cabeza por la puerta. Agarraron las bandejas de comida y los cuencos vacíos para dejarlos a fuera de la habitación, donde lo mas probable es que algún guardia se lo llevara. Después regresaron y me miraron sonrientes.

- Esperemos que el agua no este demasiado caliente en las condiciones que se encuentra -decían mientras caminábamos hacia una habitación cerca de la mía.

Entramos y solamente encontré una gran bañera de piedra. El agua estaba humeante. Sentía su calidez desde la puerta. Me dejaron en bata interior y me obligaron a meterme en el agua. Suspire complacida al sumergirme por completo en ella. Después, una de las doncellas tomo mi largo cabello y empezó a lavarlo con extrema delicadeza; en cambio la otra limpiaba mis brazos y piernas. Era una situación algo incómoda para mi, pues nunca había recibido tales servicios de otras personas.

- ¿Esta ansiosa por casarse señora? -preguntó la muchacha que acariciaba mi larga melena.

- ¡Neira! -gritó abrumada la otra muchacha- No deberías preguntarle eso...

- No pasa nada, tranquila -sonreí para tranquilizar el caldeado ambiente- Si te soy sincera, nunca en mi vida había deseado con tanta intensidad algo como lo que está por suceder. Puede parecer que mi rostro parezca desinteresado, pero no es así. Por dentro soy un torbellino de emociones.

Sonrieron complacidas. Después del suculento baño, masajearon mi espalda y mi cabello para después empezar a peinarlo. Una vez listo, recogieron mi cabello haciendo unos hermosos rizos. Me acompañaron de nuevo a mi habitación y me dejaron a solas, no sin antes entregarme el vestido para la noche. Era increíblemente hermoso. Era amarillo con tonos rosados pasteles en los pies. Sonreí enternecida. Estaba dispuesta a sentarme en la mullida cama, cuando la puerta se abrió dejando ver a una anciana cargando una bandeja con dos tazas con un líquido verde en su interior. Me acerqué a ella lentamente, quién caminaba decidida hasta la mesa de al lado del balcón.

- Buenas tarde Allie -sonrió complacida la anciana para sentarse- Espero que no te moleste que tome asiento, estoy muy cansada.

- No pasa nada -dije dudosa para sentarme a su lado.

- He traído té, espero te guste -dijo acercándome la taza después de unos minutos en silencio.

La miré fijamente. Su cabello era plateado y estaba recogido con un moño bajo, sus ojos eran verdes, su rostro era pálido y huesudo, sus dientes eran blancos y sus manos eran más huesudas que su rostro. Sorbía despacio de mi taza y la anciana sonrió. Después de saborear el té verde, caliente y aromático, dejé la taza en su lugar y esperé a que empezara a hablarme a cerca del matrimonio. A medida que pasaban los segundos, la anciana se iba quedando dormida en su lugar.

- ¿Solamente ha venido para ofrecerme una taza de té? -pregunté asustada para tratar de despertarla.

- Podrá ser... ¿Para que más tendría que venir aquí? -preguntó inflando sus mofletes igual que una niña pequeña.

Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora