Capítulo 50.

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Steve.
Me removí en la cama al sentir un espacio vacío a mi lado. Moví mi cabeza de un lado a otro y con los ojos entrecerrados la levanté en busca de mi mujer. El sueño desapareció de mi cuerpo al encontrarme una escena increíble para mí. Ella estaba delante de la ventana envuelta en una sábana que para su desgracia, pero no para la mía, reflejaba todas sus curvas y atributos por la luz solar.

- Sé que estás despierto, puedo oír tus pensamientos -susurró mientras me miraba por encima del hombro.

- Estaba viendo la bella mujer que tengo por esposa -dije sentándome en la cama y esta se acercó a mi- ¿Estás bien?

- Sí -sonrió sentándose en mi regazo- Solamente quiero pedirte un favor...

- Adelante.

- Quiero volver a la Tierra -susurró para esconder su cabeza en mi cuello, cosa que provocó un cosquilleo en mi estómago- Quiero verlos a todos de una vez y además tenemos mucho que planear.

- Aún nos falta la boda... -suspiré mientras esbozaba una gran sonrisa- Soy el hombre más feliz del mundo... Creo que podría volver a ser el mismo de antes... Puede que cuándo regresemos, me retire.

- Todos necesitan a Capitán América, Steve -susurró mientras sujetaba mi cabeza entre sus frías manos- La que se deberá retirar soy yo, me dado cuenta que soy una pieza inservible.

Agarré sus mejillas y las empecé a acariciar lentamente. Acerqué mis labios a su frente y la besé delicadamente. Después besé sus manos y finalmente besé sus labios. Esta me correspondió y sin darnos cuenta, los dos estábamos en la cama besándonos. Ella se encontraba encima mía y yo debajo suya. Besaba mis labios mientras, sin querer, realizaba un leve movimiento de caderas que hacían que la sangre llegara a mi corazón y este bombeara más rápido. Una de mis manos empezó a viajar por su espalda mientras trataba de librarse de esas sábanas que cubrían su desnudo cuerpo de mi tacto. Cuándo la cosa casi fue a más, alguien llamó a la puerta, haciendo que los dos nos separáramos rápidamente y con la respiración entrecortada.

- Señorita, debe ir a su habitación para cambiarse -habló una dulce voz.

- Creo que esto es tuyo -dije agarrando la sábana y cubriendo sus pechos sin mirarla y con las mejillas levemente sonrojadas.

- Gracias -susurró avergonzada mientras se levantaba de mi regazo.

- Oye no estés así -dije agarrándola de la mano para que se volviera a sentar dónde estaba anteriormente y esta tembló al sentir nuestra piel en contacto.

- Es que... ¿Que hubiera pasado si Neira no hubiera llamado a la puerta? -preguntó nerviosa cosa que hizo que me sonrojara.

- Señorita -volvio a hablar Neira y ella se levantó rápido para cubrir su desnudo cuerpo con un vestido.

- Ya voy -dijo caminando hacia la puerta y la detuve antes que la abriera.

- No quiero que las cosas se tornen mal entre nosotros, sólo acabamos de empezar... Así que estamos bien, ¿verdad?

- Estamos bien -dijo besando mis labios para salir por la puerta y volver a entrar- Si te soy sincera, yo no me hubiera detenido porque de momento me estaba gustando.

Cerró la puerta y me dejó allí de pie plantado con una gran sonrisa y con un ligero problemilla.

Mientras tanto en La Tierra.
Sam Wilson estaba cambiando rápido sus ropas casuales por el traje de Falcón. Alguien se había infiltrado en la base y él era el único con la suficiente capacidad de detenerlo. Una vez cambiado, salió por una ventana mientras echaba a volar.

Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora