Capítulo 8.

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Steve.
Levanté una pesada pared de hormigón y la eché a un lado. No paraba de toser y Satine no se quedaba atrás, tenía un fuerte golpe en la cabeza. Me acerqué a ella y la tomé entre mis brazos y se agarró con firmeza mientras tosía. Todo a nuestro alrededor estaba reducido a cenizas. Se escuchó un motor en el silencio de la desolación y aparecieron dos naves ante mis ojos, estaban buscando nuestros restos. Nos volví a esconder en el sitio anterior,  tomé una pared y la coloqué encima para escondernos. Entre las brechas podía ver las luces de las linternas de los agentes.

- Traigan al soldado -dijo un agente hablando por una radio.

Mientras tanto en casa de Alexander.
Faltaban pocos minutos para la media noche y el señor Alexander se acercó a la cocina en busca de algo para saciar su sed. Se dió la vuelta y en un sillón delante del frigorífico había alguien sentado. Con la poca luz del exterior logró ver a un hombre de larga melena, con una máscara y una estrella roja.

- Ya me voy señor, ¿necesita algo más? -preguntó su asistente des de la puerta de casa.

- No, estoy bien Renata, ya puede irse a casa -dijo Alexander abriendo el frigorífico y viendo en su interior.

- De acuerdo, buenas noches señor Alexander -dijo la mujer cerrando la puerta de la calle.

- ¿Quieres leche? -preguntó Alexander al soldado, pero este permaneció en silencio- El problema cambió, ahora tenemos a dos blancos de nivel 6. Soldado, les quiero ver muertos.

- ¿La chica también? ¿Porque?

- Porque es agente de S.H.I.E.L.D. y no me agrada...

- Lo siento señor Alexander yo... -dijo la mujer entrando en el salón- olvidé mi teléfono -dijo viendo al Soldado asustada.

- Oh Renata, si sólo hubiera llamado... -el hombre sacó una pistola y la disparó.

Steve.
Una vez escapamos de allí, nos dirigimos a casa de un buen amigo mío, Samuel Wilson, mejor conocido como Falcón. Regresaba de correr y lo vimos entrar en su casa y nos dirigimos veloz hacia ella. Llamamos a la puerta y nos abrió él, quedando sorprendido.

- Por favor, ¿podemos quedarnos aquí por hoy? -pregunté viéndolo mientras sujetaba por la cintura a Satine, no levantaba la cabeza del suelo

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- Por favor, ¿podemos quedarnos aquí por hoy? -pregunté viéndolo mientras sujetaba por la cintura a Satine, no levantaba la cabeza del suelo.

- Adelante -dijo haciéndose a un lado, mirando que nadie vigilara a fuera.

Entramos en la pequeña casa y nos arreglamos. A Allie, digo Satine le sucedía algo, estaba pálida y a penas hablaba... Me tenía preocupado.

Salí del baño con una toalla en la cintura solamente y me encontré a Satine en mi cama. Estaba sentada, se la veía decaída y cuándo me oyó salir se me quedó viendo pero después regresó a la posición inicial.

- ¿Me podrías contar un poco sobre Allie? -preguntó con un tic en sus manos, las masajeaba nerviosa.

- Allie Hamilton, mi mejor amiga. La conocí cuándo ella estaba estudiando medicina y después cuándo empezó la guerra nos reclutaron y dió la coincidencia que estuvimos en el mismo sitio, pero yo ya me había sometido a ese experimento. Ella cuidaba a los heridos y de vez en cuándo nos venía a ver a Bucky y a mi. Llegó un día en que desapareció, parecía cómo si hubiera sido un fantasma y Bucky no me contó lo que había sucedido con ella, así que suponí que murió.

Never Let Me Go (Steve Rogers/Capitán América)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora