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Había despertado hace un par de minutos, sentía su cuerpo menos adolorido de lo último que recordaba, pero ahora una nueva alarma de supervivencia se había instalado en su cabeza, esos dos habían logrado que perdiera el conocimiento por lo tanto debía estar dentro del barco de los Mugiwaras, podía sentir varias presencias a su alrededor, tanteo con discreción en busca de su vara, pero no la debían haber dejado cerca de ella, maldijo mentalmente, apenas abriera un ojo debía estar preparada para pelear.

Se levanto de un salto de la cama y se posiciono lista para luchar, observo a sus futuros contrincantes, quienes la miraban asustados.

El pequeño reno fue el primero en reaccionar y se acercó a ella rápidamente.

- Debe descansar, no puede hacer estos movimientos señorita - Grito asustado de que la chica se lastimara -

Ella tardo unos segundos en asimilar que la mascota de los Mugiwaras estaba hablando, era aún más tierno en persona, su corazón se sintió cálido con la imagen del pequeño reno en bata médica mirándola con preocupación.

Pero solo fueron escasos segundos de distracción, salto de la cama con agilidad y se acercó a la mesa para tomar alguna herramienta que sirviera para protegerse.

Pero allí no había nada que le fuera útil, volteo nuevamente para hacerles frente, está vez sus puños deberían ser suficiente, sabía que cada uno de los nakamas del Mugiwara eran fuertes, así que tendría que darlo todo para sobrevivir.

Salió corriendo a toda velocidad por la puerta, esquivando al pequeño reno y la colorina que intentaron detenerla, paso junto a un joven de aspecto asustadizo y nariz larga, escucho cómo le gritaba algo pero ella siguió su camino, lucharía con ellos como último recurso, antes debía tratar de escapar.

Una vez en la cubierta, respiro hondo el aire marino, sonrió levemente al sentirse viva un día más, aunque poco duro ese sentimiento al verse rodeada por cada uno de los Mugiwaras.

Está tripulación podía ser una de los novatos más fuertes en el nuevo mundo, como a su vez una de las más raras, desde su capitán de goma hasta su pequeña mascota parlante.

- Bella dama no debería estar de pie - El tipo rubio con cejas arremolinadas se acercó a ella con corazones en sus ojos -

Kuroashi Sanji, su presencia era imponente, aunque no tanto como la del capitán y el vicecapitán, aún así, su Haki le decía que debía tener cuidado con el rubio, no podía subestimarle.

Le dio una fuerte patada a la barandilla de la escalera junto a ella y de otra patada levanto el pedazo de madera que usaría para defenderse, lo sostuvo fieramente en sus manos, logrando que algunas astillas lastiman sus palmas, pero eso le servía como recordatorio de que tenía que luchar con todo si quería salir de allí viva.

- ¡Oi! - Grito el capitán molesto - ¿Por qué destruyes el Sunny? - Se acercó a ellos de un salto desde la cabeza de león -

- ¿Por qué me atraparon? ¿Qué quieren de mi? - Dejo de apuntar al rubio para fijar su objetivo en el de sombrero de paja -

- ¿Atraparte? - El moreno ladeó su cabeza sin entender - ¿Eres alguien especial?

- No - Fue sincera -

- ¿Entonces porque te perseguían esos piratas? - Soltó el espadachín cerca de su capitán, tenía su mano sobre su katana lista para desvainar-

- ¿Qué te importa metiche? - Arrugó su nariz molesta, el peli verde la ponía histérica con su fría calma -

El capitán y el rubio rieron con fuerza, mientras Zoro fruncía su ceño molesto hacia la chica, quien no había soltado la baranda y seguía apuntándolos con ella.

- El camaleón del mar, Shiho   - Ella volteo a ver a la mujer de ojos azules que la observaba serena desde lo alto- Una mujer experta en el disfraz y estafas, tiene una recompensa de  80.000.000 berries - Sonrió levemente -

Mascullo por lo bajo, sabían quien era ella, obviamente su recompensa  era muchísimo  menor que la de ellos, y eso era lo que la tenía en alerta, estos piratas eran cosa seria, no eran unos simples estúpidos con aires de grandezas, ellos eran gran...

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Mascullo por lo bajo, sabían quien era ella, obviamente su recompensa  era muchísimo  menor que la de ellos, y eso era lo que la tenía en alerta, estos piratas eran cosa seria, no eran unos simples estúpidos con aires de grandezas, ellos eran grandes, novatos pero grandes piratas.

- Wooooow tu recompensa es genial - Sonrió el capitán - ¿Quieres ser mi nakama?

Ella lo observó asombrada de su actitud, cómo era posible que alguien quien tenía una recompensa tan alta, quien le había declarado la guerra al gobierno, la marina y a todos los altos mandos del mundo, fuera una persona tan...tan inocente.

- No nos conocemos - Soltó sería -

- ¿Cómo? - El pelinegro ladeó su cabeza confundido - Tu eres Shoshi y yo soy Monkey D. Luffy y me convertiré en el rey de los piratas - Sonrió ampliamente -

Antes de poder responder algo, tanto ella como Luffy, Zoro y Sanji voltearon sus cabezas a la izquierda para observar aquello que habían sentido a lo lejos, algo venía acercándose.

El chico de nariz larga al que reconoció como Sogeking se acercó a la barandilla del barco y con sus binoculares trato de divisar aquello que sus compañeros habían sentido.

- La marina - Grito asustado -

La primera bala de cañón cayó a unos metros del barco en el agua, logrando que este se moviera fuertemente, la colorina comenzó a gritar órdenes, mientras todos se movilizaban rápidamente.

Este era su momento para bajarse de aquel barco, ya nadie le estaba prestando atención, mordió su labio ansiosa.

Tiro al suelo la madera con la que se había intentado defender, dejo una de sus manos en su cadera y  la otra la apoyo en su barbilla, debía pensar bien lo que haría.

Esquivo una bala de cañón que paso sobre la cubierta.

Si se quedaba en la isla lo más probable es que la marina la capturara, pero si se iba con los Mugiwaras, perdería los tesoros que había juntado en la isla y su pobre barco quedaría a la deriva.

Agarro en el aire la bala que venía directo hacia ella, y la lanzo de vuelta al barco de la marina, logrando un poco de destrucción en el lado derecho.

¿Sus tesoros o su libertad?

Difícil pregunta.

...

La joven estaba demasiado sumergida en sus pensamientos para darse cuenta de que era observada por todos con un asombro estremecedor, ella había esquivado una bala de cañón como si nada.

- Genial!!!!!! - Grito con estrellas en los ojos Luffy -

Al momento en que la chica había atajado la siguiente bala y la había devuelvo con fuerza al barco de la marina, había logrado un silencio impoluto en la cubierta, seguido por el grito de emoción de Luffy.

Estaba tan ensimismada en si misma, que ni siquiera había escuchado como el capitán volvía a pedirle que fuera su nakama.

Más cañones comenzaron a entorpecer el escape del Sunny, todos retomaron sus tareas rápidamente, mientras el trio monstruoso, le hacía frente a las balas, a ellos se acercó la joven peliceleste en silencio pero con determinación en su mirada, con ayuda de la madera que antes había tirado en el piso, comenzó a batear las balas que se aproximaban al barco.

- ¡¡¡Coup de Burst!!! - Grito el Cyborg con fuerza -

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora