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Llegaron hasta el refugio, allí estaban solo Robin y Sanji, al verlos entrar sonrieron y se acercaron a ellos, la peliceleste se dejó caer en una silla de la barra.

- Sanji-kun el idiota de Luffy estaba tragando comida que no era tuya - Jugo con su pelo ignorando la mirada furiosa de Luffy -

El rubio pateó a su capitán con fuerza, Robin se río de ellos y se sentó junto a Shiho.

- Shoshi - Le lloro golpeado - Dijiste que no le diríamos - Gimoteo -

- Es Shiho, y no lo recuerdo - Fingió demencia -

- Entonces les diré cómo haces para conseguir dinero - La amenazó como un niño -

Ella lo miró con una ceja levantada, pensaba que estaba más concentrado en comer que en observarla.

- Shoshi hace así - Imitó los movimientos seductores de la peliceleste - Y hace que todos pierdan y la dejen ganar.

Ella lo quedó mirando impresionada de que realmente la haya observado mientras comía, a Robin se le escapó una risa y Sanji estaba mirando a la peliceleste indignado.

- Shiho-chin no es necesario exponer tu hermoso y delicado cuerpo de esa manera - Se acercó a la barra -

- ¿Ni por esta cantidad de berries? - Puso la gran bolsa de dinero sobre la barra -

La puerta fue golpeada con fuerza contra la pared, al lugar entró Nami con el signo berries en sus ojos, detrás de ella venía  Usopp, cargando las bolsas con compras que seguramente la navegante lo obligó a llevar por ella.

- Escuche un sonido maravilloso - Solto cantando mientras se acercaba a la barra y tomaba la bolsa de berries -

- Es para ustedes - Sonrió levemente Shiho -

- ¡¡Shiho-chin!! - La colorina la abrazó con fuerza - Eres la mejor.

Le correspondió el abrazo suavemente, extrañaría a todos los Mugiwaras no tenía dudas de eso, le gustaba cómo se relacionaban, como a pesar de ser piratas todos tienen un corazón increíble, son buenas personas, poderosas personas.

- Quiero ir por alimentos frescos - Sanji se acercó a la puerta -

- Te acompaño - La peliceleste se alejó de Nami y se fue con el rubio -

- También iré, quiero ir a investigar el bosque.

Las imágenes de Zoro tomándola contra un árbol en el bosque llegaron apresuradamente a su mente, se sonrojó de inmediato al sentir su braga húmeda de solo recordar aquel momento.

Camino lentamente detrás de Robin y Sanji para que estos no notarán su estado, debía mantener el control de sus pensamientos, se sentía como una adolescente hormonal cada vez que pensaba en el espadachín.

Maldito estúpido.

Lo maldijo mentalmente, porque no podía ser como los tipos comunes que pueden tener sexo sin complicaciones, es tan dramático, no todo tiene que ser complicado, si tan solo expresará lo que quiere.

Ella no le pedía una relación a largo plazo, ni siquiera sabía cuál sería su próximo destino, le gustaba vivir al máximo su día a día, Zoro era un gran amante le gustaba como le regalaba orgasmos como si fuese algo fácil de conseguir.

Robin se despidió de ellos para tomar el camino al bosque, Sanji prendió un cigarrillo y caminó tranquilamente, ella se quedó levemente atrás perdida en sus pensamientos.

- ¿Qué pasará cuando esto acabe? - Soltó serio -

- Aún lo estoy pensando.

- Todos queremos que seas nuestra nakama - Boto el humo de su boca -

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora