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Él la observó serio por unos minutos, Shiho no le quitó la mirada de encima, simplemente porque sentía que debían terminar con la mierda que estaba ocurriendo entre ellos y aclararlo de una vez por todas.

- ¿No te quedarás con nosotros?

- Lo dudo.

- ¿Por qué? - Se cruzó de brazos -

- No estamos hablando de eso ahora - Se impaciento -

- ¿No te gusta estar en el barco?

- No tengo intenciones de morir.

- Luffy no permitiría eso.

- Son cosas que pasan, nadie puede evitar la muerte - Se estaba cansando - Volvamos al tema principal.

- No confías en nosotros ¿No crees que Luffy se convertirá en el rey de los piratas?

- ¿Qué? No he dicho eso - Lo miro confundida - Además, eras tú el que no confiaba en mí.

- Eso cambió, eres fuerte, puedo confiar en tus habilidades.

- No soy una guerrera, soy una estafadora, vivo de eso.

- Somos un grupo de piratas mujer.

- Pero yo no soy una pirata maldición, y no quiero seguir hablando de eso ¿Quiero saber si estás dispuesto a solo darme orgasmos mientras esté con ustedes? - Alzó la voz molesta -

Sabía que estaba sonrojada porque sentía sus mejillas calientes, decirlo en voz alta la hacía sentir vulnerable, pero el sonrojo por parte del casi imperturbable espadachín, logró que se sintiera acompañada en sus sentimientos.

- No - Trago duro - Me distraerás de la misión que, por cierto, tú estás liderando.

Analizó al peliverde en silencio, no podía contradecirlo, porque era verdad lo que decía, ella había implorado al capitán de los Mugiwaras ayuda para salvar a las personas de esa isla, Zoro tenía razón no podían desconcentrarse y él era una tentación andante.

- Tienes razón - Se dio la vuelta para seguir caminando -

Era una estúpida egoísta, ellos estaban allí para ayudar, no olvidaba porque razón se encontraban en aquella isla, pero él lograba hacerla sentir menos involucrada, como si cubriera sus heridas pasadas, gracias a él todo era menos tormentoso y hacia fácil llevar el dolor, se maldijo mentalmente por caer tan bajo, porque podría decir que solo quería sexo con el espadachín, pero el peso en su pecho estaba demostrando lo mucho que le dolió no tener una respuesta positiva por parte de él.

- Oi mujer - Camino a su lado -

- Será mejor que hablemos lo justo y necesario Roronoa, no te mentiré - Se detuvo a mirarlo - Me gustas, eres adictivo lo que te convierte en una distracción, es cierto lo que dijiste, estamos en una misión, y te he usado para evadir lo que siento al estar en esta isla, así que lo mejor es mantener distancia.

Evitó la mirada sorprendida del peliverde y siguió caminando hasta el refugio, tardó unos minutos, pero la siguió en silencio el resto del camino.

...

Ella era la distracción.

Cada vez que la miraba le daban ganas de besarla y hacerla gemir su nombre, se sentía un estúpido adolescente hormonal, quizás estaba pasando demasiado tiempo con Brook y el cocinero de mierda.

Pero no podían seguir perdiendo el control, debían averiguar cómo liberar a los esclavos de aquella isla, apenas había puesto un pie en aquella isla sintió que algo iba mal, descubrir la trata de personas y aquella pileta en el centro, le hacía sentir en alerta constante, y ahora no podía dejar de buscar contacto con aquella mujer tan exasperante.

Volteo para observar el edificio que tanto estaba llamando la atención de la peliceleste, frunció su ceño molesto allí podía sentir la presencia de varias personas fuertes, sabía que su capitán sería el rey de los piratas así que no tenía una competencia real, además, siempre podría contar con él para derrotar a los que se interpusieran en su meta, pero le molestaba el hecho de que ella se sintiera tan atraída a ese lugar ¿Por qué había una maldita estatua de ella? Volteo a ver la espalda de la mujer.

¿Cuál es tu historia mujer? Podía confiar en ella, pero había cosas que no encajaban, algo aún no cuadraba.

...

Llegaron al refugio donde solo estaba Nami, al verlos entrar les frunció el ceño y se acercó a ellos.

- ¿Qué pasó? ¿Por qué traen esa cara?

Ambos compartieron miradas por unos segundos, ella tenía ganas de salir corriendo de aquel lugar, se sentía asfixiada cerca del espadachín, aún tenía una piedra molesta en el pecho, y él tenía en su cabeza mil razones para no caer en tentación, se las repetía una y otra vez como un mantra, para convencerse porque lo único que quería era darle los malditos orgasmos que ella merecía.

- ¿Y bien? - La colorina se cruzó de brazos -

Shiho suspiró y observó a la navegante agotada, se acercó a una cama y se sentó en los pies de esta.

- Encontramos una estatua en el centro de la ciudad, llamada el ángel de la libertad, la figura es idéntica a mi.

- ¿Qué? - Se sentó junto a ella - ¿Habías estado antes aquí?

- Nunca.

- ¿Averiguaron algo sobre la estatua? - Miro a Zoro quien estaba recostado en la pared -

- No - Soltó serio - Las personas le llevaban flores como ofrenda y le rezaban.

- Ok - Suspiro - Entonces tenemos que investigar qué saben los isleños de la estatua.

Al lugar entró Robin, observó atenta a los tres, se sentó en la barra de cocina y los siguió estudiando en silencio.

- ¿Qué pasa Robin-chan? - La navegante la miró intrigada -

- No encontré nada en el bosque pero descubrí que hay una leyenda en esta isla muy interesante - Fijo su vista en Shiho - Sobre un ángel que un día fue encerrada en el infierno, pasó años siendo torturada por demonios, hasta que un día una de las almas castigadas se enamoró de ella, ambos lucharon contra los demonios y se liberaron de aquel infierno, pero él al ser un alma no pudo escapar de aquel castigo, el ángel pasó años intentando encontrarse con su enamorado nuevamente, hasta que un día volvió con más fuerza que antes y liberó a cada alma castigada del inframundo.

La peliceleste escucho cada palabra de Robin en silencio, sentía el leve temblor de sus manos, las apretó con fuerzas y mantuvo la compostura frente a los Mugiwaras.

- Hay una estatua en la plaza central, dicen que desde ese lugar escaparon el Ángel y el alma, y que un día el Ángel volverá al sitio a liberar nuevamente a todos los que sufran en la ciudad - Guardó silencio unos segundos- ¿Camaleón-san has visto esa estatua?

- Si, la vi - Soltó seria -

- ¿Algo en la historia tiene sentido? - La morena la miró paciente -

- Hay partes que se asemejan a lo que viví en Mary Geoise, pero no escape sola, me libero Fisher Tiger, además, no tenía cabeza para enamorarme en ese lugar - Se levantó para comenzar a caminar en la habitación de un lado a otro - No recuerdo muy bien el lugar dónde vivía con mi madre antes de que me vendiera pero estoy segura de que no era esta isla, no sé porque soy el Ángel de la libertad, me enferma que esa parte de la historia calce con el presente - Miro a Robin asustada - No entiendo qué está pasando.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora