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El dolor en su espalda era insoportable, la sentía a carne viva, pero debía seguir corriendo, este era su momento, quizá el único que tendría en su vida para salir de allí, sintió el peso cambiar en su mano y volteo rápidamente a verificar a Momo.

Tomó su codo y la levantó con fuerza del piso, podía ver en su carita los surcos creados por las lágrimas entre la ceniza y suciedad, volvió a arrastrarla con rapidez siguiendo a los mayores hasta la salida de aquel horrible lugar.

- Rápido Momo - Le grito aún con su voz rasposa por los gritos que tantos días emitió - Debemos salir de aquí.

No espero respuesta de la pequeña, ambas estaban muertas de miedo, pero ella era la mayor y debía sacarlas de allí como sea, el gran Gyojin parado en el medio del caos, era el responsable de su libertad, y ella ahora era quien debía defenderla.

El humo de fuego le estaba dificultando las cosas, cada vez sentía menos fuerza en sus piernas por la falta de oxígeno, pero lo estaba intentando, de pronto sintió las balas tratar de alcanzar a aquellos que querían escapar de allí, los guardias de los celestiales no los dejarían ir tan fácil.

Nuevamente Momo cayó al piso, ella volteo para recogerla, la tomo desde las axilas la zarandeo un poco y fue ahí cuando notó el hilo de sangre en su boca y nariz, la alejo un poco y la observó bien, el saco sucio que usaba de ropa se estaba tiñendo con rapidez de rojo justo en el estómago, la rubia la estaba mirando con terror y dolor.

Nuevamente Momo cayó al piso, ella volteo para recogerla, la tomo desde las axilas la zarandeo un poco y fue ahí cuando notó el hilo de sangre en su boca y nariz, la alejo un poco y la observó bien, el saco sucio que usaba de ropa se estaba tiñend...

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- Ya está Momo-chin - Le susurro con dulzura mientras le acariciaba la mejilla para limpiar sus lágrimas - Te vas a poner bien - Le sonrió -

O al menos eso intento, tomo a Momo entre sus brazos y la cobijó en su pecho para seguir corriendo, corrió con toda la fuerza que sus cansadas y magulladas piernas le permitieron, corrió, aunque sus pulmones comenzaron a incendiarse, corrió a pesar de sentir el sabor metálico de la sangre en su boca, corrió hasta ver el barco del Gyojin en el puerto de la isla.

Por fin serían libres, ya no sufrirían a manos de los dragones celestiales, no recibirían latigazos por no comportarse como ellos deseen, Momo y ella vivirían juntas como las hermanas que juraron ser.

Bajo a Momo al llegar a la escalera para subir al barco juntas, la felicidad de una nueva vida quedó allí, en esa isla, cuando vio a la pequeña Momo observarla con los ojos vacíos y sin vida.

Sintió su corazón comenzar a latir fuertemente, el grito que salió de ella venía subiendo por su lastimada garganta, desde lo más profundo de su ser, de aquella parte que fue mutilada desde que tenía uso de razón, desde el dolor y la rabia.

- ¿Shiho-chin estás bien?

Abrió sus ojos rápidamente, estaba sentada en el sillón que las chicas le habían pasado para dormir por las noches, Nami la estaba mirando con preocupación, llevo una mano a su corazón que seguía latiendo fuertemente.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora