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Esa noche les ofreció a los Mugiwaras realizar la vigía, se sentía en deuda con ellos, además, había descansado lo suficiente, podía dedicar una noche a cuidar el sueño de sus amigos.

Se encontraba en lo alto del mástil, envuelta en una manta observando el mar en calma, la única iluminación era la del cielo estrellado y la luna llena que los acompañaba esa noche. Era una imagen hermosa, nuevamente se sentía feliz de tener libertad y vida, fue consiente de que al hacerse a la mar correría riesgos, pero nunca se sintió más viva, las aventuras y recuerdos de todo lo que ha vivido desde que decidió salir a explorar el mundo, no las cambiaría por nada.

Ya se podía observar el inminente amanecer, había sido una noche tranquila, bajo a la cubierta, y aún envuelta en la manta se acercó a la proa, se sentó en flor de loto, inhaló profundamente y se dedicó a meditar lo que quedaba de vigía.

En el momento que abrió sus ojos nuevamente ya casi no quedaba rastros de la noche, doblo la manta que utilizo para cubrirse, se levanto y se dirigió al nido de cuervo para entrenar.

Allí ya se encontraba Roronoa Zoro levantando sus exageradamente grandes pesas, al verla entrar por la trampilla, hizo una mueca de disgusto pero la ignoro por completo. Ella paso por su lado sin inmutarse y se dedicó a estirar antes de comenzar su rutina de ejercicio.

- Cuando haces guardia, debes vigilar que no nos ataquen, no dormirte en cubierta - Soltó seco -

Ella abrió sus ojos y le dedicó una mirada silenciosa, el seguía levantando sus pesas, con una mirada de desagrado hacia ella. Siguió estirándose en silencio, no le debía ninguna explicación a el, pero no le quitó la mirada de encima, no le daría en ese gusto, ella no era menos que el.

- Tss - Gruño molesto - Débil.

No supo cómo fue que llegó tan rápido al lado del peliverde, pero lo que si sabía era que no dejaría que la llamara débil, cada maldito día de su vida en libertad lo dedicó a fortalecerse, le dio un puñetazo que iba directamente a su nariz, pero el espadachín soltó las pesas con rapidez y esquivo el golpe.

Así de fácil se vieron en vueltos en un ir y venir de golpes que eran evadidos con facilidad, los dos eran buenos peleando, y ambos poseían un haki de observación poderoso, además, que ninguno dejaría que el otro le tocará un centímetro de piel, eso significaría la derrota inmediata.

Al cabo de unos largos minutos de esa absurda pelea, donde ambos se estaban jugando la vida y el orgullo, se detuvieron con la respiración entrecortada y a unos escasos centímetros el uno del otro, tratando de matarse con la mirada si pudieran.

Al cabo de unos largos minutos de esa absurda pelea, donde ambos se estaban jugando la vida y el orgullo, se detuvieron con la respiración entrecortada y a unos escasos centímetros el uno del otro, tratando de matarse con la mirada si pudieran

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- No eres de confianza - Volvió a soltar con frialdad -

- ¿Cuál es tu puto problema Roronoa? - Estaba agotada, su respiración aún no se recuperaba -

- Tu - Se cruzó de brazos alejándose un poco de ella - No me das buena espina, no debieras hacer vigía, eres una estafadora ¿Qué nos garantiza que no nos venderás a la marina?

- Tu capitán confía en mi - Ella aprovecho la lejanía de el para amarrarse el cabello -

- Luffy confía en todo el mundo - Espeto molesto -

- ¿No confías en el juicio de tu capitán? - Enarco una ceja de manera burlesca -

- Tengo que cuidar a la tripulación.

- Creo que te molesta las personas que no se dejan pisotear por ti.

- No te des tanta importancia mujer

- Eres tu el que me ha dado importancia Roronoa - Sonrió fríamente -

- Eres una...

- Estoy cansada, adiós.

Dejando a un peliverde con la palabra en la boca se dio media vuelta y se fue del nido de cuervo con calma, Zoro quedo  estático en su lugar, no podía creer lo desagradable que era aquella mujer, no podía bajar la guardia con ella, algo le decía que traería muchos problemas.

Al llegar a cubierta se acercó a Sanji quien estaba fumando apoyado en la baranda mientras observaba el mar con calma.

- ¿Se cansaron de pelear? - Siguió observando el horizonte mientras le daba otra calada a su cigarrillo -

Ella apoyo su espalda en la baranda y se cruzó de brazos - Es un imbécil.

- Lo es - Sonrió -

- No se cómo lo soportan - Gruño molesta-

- Pretendo que no existe - Se encogió de hombros -

- Debe ser difícil con lo molesto que es - Ladeó su cabeza para observar sonriente al rubio-

- Tu me entiendes Shiho-chin - Le correspondió la sonrisa - ¿Qué te gustaría desayunar?

- Todo lo que cocinas es delicioso - Se acomodo para observar el paisaje - Así que sorprende Sanji-kun.

- Me enamore de nuevo - Grito con corazones en los ojos mientras se alejaba bailando - Te prepare el mejor desayuno que hayas probado en tu vida Shiho-chin

La peliceleste entrecerró sus ojos tratando de enfocar bien lo que se divisaba a lo lejos, podía ver un pequeño punto gris que a medida que se acercaban se iba agrandado. Subió al mástil rápidamente, tomo los binoculares que había subido para hacer la vigía y volvió a enfocar el punto gris, ya no había duda, estaba observando su próximo destino.

- Isla a la vista - Grito con fuerza -

Nami y Robin salieron de su habitación para observar la isla que se veía a lo lejos, ella bajo de la proa de un salto al mismo tiempo que el Cyborg llegó a cubierta recibiendo la en sus brazos de metal.

- Hola hermana Shiho-san - Le sonrió -

- Gracias por atraparme Franky-kun - Palmeo su pecho y se bajó -

Está sería la despedida, le gustó viajar con los Mugiwaras pero su viaje por el mar tenía otro propósito, al llegar a la isla buscaría algo de dinero para pagar por el trayecto y luego seguiría su camino sola.

Liberados - Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora